El proyecto de demolición del Vicente Calderón y la antigua fábrica de Mahou ha supuesto para vecinos y amantes del fútbol un adiós a una zona querida por todos. El gran escenario que se presentaba ha puesto las expectativas muy altas sobre la nueva área a desarrollar, fijando una serie de requisitos indispensables para hacer de la ciudad un lugar más social, participativo y sostenible.
Infografías: © E. Bardají y Asociados
Desde los inicios del proyecto, Mahou Calderón ha puesto en el ojo del huracán tanto a los propietarios de los terrenos, como al Ayuntamiento y los técnicos que han desarrollado la ordenación sobre la integración del nuevo barrio en su entorno. Todos los implicados, incluyendo a los habitantes de la zona, así como los Ampas de los colegios existentes, ecologistas en acción, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid o los partidos políticos del distrito, han participado activamente en varias reuniones explicativas que, sin duda, han condicionado para bien el proyecto resultante, según afirma Enrique Bardají & Asociados, responsables del proyecto. Los ciudadanos, cada día más concienciados con el entorno que les rodea, han incrementado sus demandas y, con el consenso general, han establecido la superficie de espacios libre y dotaciones que eran exigibles, como mínimo, legalmente. De esta forma, se ha conseguido una zona totalmente renovada, para el uso y disfrute de los mismos.
“La escena urbana debe ser moderna y contemporánea, pero en razonable continuidad con la que la circunda”
Un mapa que dé visibilidad
Respecto a la relación del espacio limítrofe, tal y como detallan Enrique Bardají & Asociados, “el conjunto de la ordenación que baja por la ladera está muy rodeada de espacios libres y jardines, y las barreras visuales son más bien caminos perspectivos para relacionar el nuevo barrio con el parque del río”. Otro aspecto a destacar es el relieve de la zona colindante, que “afecta muchísimo ya que, desde la plaza Francisco Morano hasta la ribera del río, hay 27 metros de desnivel”. Los edificios contiguos han influido en el desarrollo del nuevo proyecto, “la escena urbana debe ser moderna y contemporánea, pero en razonable continuidad con la que la circunda. Y la altura de la edificación es un factor de configuración de la misma. Estamos empezando a ver algunas infografías de proyectos que están comercializando viviendas para cooperativas en parcelas de la ordenación que, por lo que se puede ver hasta ahora, no tienen el mismo cuidado que hemos tenido en los conceptos de integración crítica a los que nos hemos referido. Malas arquitecturas pueden deteriorar el barrio, aunque esperemos que no sea así”.
Por su parte, la búsqueda de espacios abiertos y de lugares de convivencia entre los diferentes vecinos y visitantes pretende que, “la población se rejuvenezca y mejore la relación de niños que puedan disfrutar, en el centro de la ciudad, de nuevos jardines, del parque del río, de nuevos equipamientos y de las ampliaciones de los colegios previstas. Los barrios de alrededor necesitan este rejuvenecimiento”.
La reforma, además, ha tenido en cuenta la decoración y la ampliación de las zonas verdes en Madrid, ya que son imprescindibles, como relatan desde Enrique Bardají & Asociados, “no solo por razones de mejora del microclima y por aportación de oxígeno al ambiente, sino porque son espacios de convivencia, en los que los ciudadanos ejercen su ciudadanía, cívicos y civilizados”. La ampliación del parque Madrid Río, con un tramo de 700 metros, refuerza el progreso para la reducción de la emisión directa, no filtrada de los gases invernadero.
La M-30 en el punto de mira
Uno de los grandes problemas de la zona recaía en el paso de la M-30. Con la solución planteada por el estudio, con la cubrición de la M-30, “se da continuidad completa al parque del río, se tapa completamente a efectos acústicos las emisiones de la circulación rodada, se incrementan sustancialmente las zonas verdes y, en su conjunto, cuesta aproximadamente 100 millones de euros menos que soterrarla completamente. Desde luego, es una solución mucho más sostenible en términos ambientales y económicos”.
En definitiva, todo un mapa elaborado cuidadosamente para la mejora de los espacios comunes y la sostenibilidad de la zona, que permita una mejor convivencia en materia de salubridad y devuelva a los nostálgicos del Vicente Calderón un espacio donde cohabitar.
