El arquitecto Ángel Verdasco ha llevado a cabo la reconversión del Antiguo Mercado Central de Melilla, una pequeña ciudad fronteriza en el Norte de África de población cristiana, árabe y judía. El proyecto tiene su origen en el hecho de haber logrado el primer premio en el concurso nacional que el Ministerio de Educación de España convocó en 2008 para realizar el equipamiento educativo más importante de la ciudad y ubicar una serie de usos educativos en el Antiguo Mercado, que si bien era un edificio protegido, se encontraba en total abandono desde hacia años.
Melilla tiene tanta población residente como flotante. La antigua convivencia intercultural ha ido desapareciendo. Este proyecto utiliza esa brecha para, desde la arquitectura, proponer diálogo y convivencia en un entorno radicalizado. Un proyecto que sea un catalizador social y que haga de bisagra entre el barrio árabe y cristiano. Una arquitectura que valore y fomente el encuentro y la multiculturalidad.
A partir de ahí, este proyecto habla de cómo reprogramar una ciudad, en este caso Melilla, cercada por el mar y la frontera. Este proyecto habla también de la memoria y la identidad. De cómo mantener la envolvente del Antiguo Mercado Central de Abastos, entonces en desuso, y transformarlo en equipamiento educativo y que el ciudadano lo siga sintiendo como propio y se preserve en el imaginario colectivo.
El Mercado consta de tres naves que se dotan de tres usos nuevos: el Conservatorio Profesional de Música, la Escuela de Adultos y la Escuela Oficial de Idiomas. Y se sitúa en un solar que es bisagra entre el ensanche cristiano, el antiguo barrio judío y el barrio árabe. Un entorno conflictivo y cada vez más radical y excluyente.
Melilla es una ciudad colmatada donde no queda espacio para construir, por lo que el proyecto propone eliminar las cubiertas y extrusionar los nuevos usos hasta completar cada programa. Aludiendo a la memoria de los espacios colectivos, se mantienen los accesos del Antiguo Mercado, los vestíbulos de gran altura y se reinterpretan los materiales desde una mirada contemporánea. Y al existir grandes diferencias de cota entres los sectores se proponen nuevas conexiones que faciliten la accesibilidad de todos.
Desde el interior metalizado, se percibe Melilla de una forma nueva. Sobre una preexistencia sólida, una intervención que se aligera en vertical. En el exterior, una doble piel cerámica (celosía + fachada ventilada) controla energéticamente el edificio desde un punto de vista térmico, acústico y lumínico, en una reinterpretación clarísima de una arquitectura local y milenaria.
Desde un punto de vista social, cabe decir que el proceso de la obra ha implicado a diversos colectivos (asociaciones, vecinos, etc) que han aportado ideas y mejoras en la obra. Por su parte, este trabajo muestra un interés especial en trabajar e integrar en el proceso a los gremios locales y los materiales accesibles con medios y trabajadores locales, árabes en su mayoría.
Este trabajo reflexiona sobre la condición política de la arquitectura y su utilización por parte de los medios y las instituciones, mientras existe un discurso paralelo (más importante) de cómo la arquitectura se dota de estrategias para conciliar con los ciudadanos y fomentar el diálogo y la sociabilidad.
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© Rubén P. Bescós