Las puertas de vaivén de Sanrafael se abren por ambos lados, al empujarlas o tirar de ellas, hasta formar un ángulo de 90º gracias a las bisagras que se encuentran insertadas en el marco. Se mueve de un lado a otro de un sólo impulso y siempre se mantiene cerrada.
Por su parte, los complementos ideales para este tipo de puertas son los ojos de buey y los zócalos metálicos. Los primeros facilitan la visión de los recintos manteniendo la puerta cerrada, mientras que los segundos permiten abrir la puerta con piernas, carros, bandejeros, etc. sin que ésta sufra daños.
Variando el alma de esta puerta, se facilita la accesibilidad convirtiéndola en energéticamente eficiente, reduciendo pérdidas de calor y ahorrando energía, añadiendo dispositivos como juntas perimetrales de goma y automática. Asimismo, una buena opción en este tipo de puertas es incluir zócalo metálico (altura mínima de 40 cms), puesto que su uso suele ser agresivo por la actividad que se desarrolla en hospitales, restaurantes, centros sanitarios, etc. y esto ayuda a alargar la vida de la puerta.
El origen
Los ojos de buey son orificios circulares incrustados principalmente en puertas de paso o puertas vaivén. Deben su nombre a los orificios que daban al exterior de los barcos para proveer de ventilación e iluminación a las dependencias interiores y, básicamente, su forma es la misma. Son circulares y, por lo general, el contorno está realizado en hierro, acero inoxidable, o madera, con aro interior y cristal transparente y/o con alguna tonalidad. Puertas Sanrafael las puede fabricar en diferentes materiales, lacados, tintados, etc.
