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La sostenibilidad, la industrialización y la innovación, claves en 2018 en el sector inmobiliario

La construcción y el panorama inmobiliario en general se enfrentan a un momento clave. Después de una difícil travesía durante la última década, los primeros síntomas de recuperación posibilitan el optimismo frente a una posible nueva andadura en la que los múltiples procesos regulatorios puestos en marcha por el Gobierno y las nuevas tecnologías dibujan cambios de calado en el sector. En este contexto, para el Colegio de Aparejadores de Madrid, la sostenibilidad, la industrialización y la innovación se muestran como banderas para el cambio.

Analizando el eje de las nuevas herramientas y procesos, según señala Jesus Paños, presidente del Colegio de Aparejadores de Madrid, “el sector tiene que avanzar hacia entornos colaborativos que ayuden a reflexionar sobre una nueva arquitectura en la que el consumo casi nulo impulsará, en breve, un salto cualitativo en el sector que ya no tendrá vuelta atrás”. Según las previsiones de la Institución, la innovación en el sector se alimentará de “nuevos conceptos y constantes datos, como  el de la ciudad resiliente, capaz de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a las mismas”.

Cualquier aportación al sector, como pueda ser la industrialización del mismo, “ha de ser necesariamente analizada desde puntos de vista como la sostenibilidad y eficiencia energética, incorporando nuevos conceptos a su vez como el de energía cautiva o energía autoproducida para consumo propio”, ha asegurado Javier Méndez director del Gabinete Técnico del Colegio de Aparejadores de Madrid.

Las directrices de la ruta europea hacia el 2030 orientan el sector hacia materiales y componentes multifuncionales con menor necesidad de materias primas y, por tanto, menor dependencia de recursos naturales. “Siempre optimizando, en la medida de lo posible, la eficiencia en todas las fases del ciclo de vida de un edificio, minimizando residuos y recursos empleados, entre otros”, como ha apuntado Javier.

Por otro lado, desde el Colegio de Aparejadores de Madrid se anota que el estudio energético y de impacto en huella de carbono de los edificios no se puede hacer enfocado exclusivamente a la fase de uso, sino atendiendo a todo su ciclo de vida. Las obras de construcción deberán proyectarse y construirse de forma que no supongan una amenaza para la higiene o para la salud de los ocupantes y vecinos ni tengan un impacto excesivamente elevado durante todo su ciclo de vida: construcción, uso y demolición. Asimismo, parece evidente que la digitalización es el nuevo exponente, la nueva revolución de la industria. La utilización de estándares internacionales abiertos de datos, como los denominados IFC (Industry Fundation Class) serán la llave del intercambio de estos, y resultarán imprescindibles para que proyectistas, ingenierías, proveedores, constructores, responsables de ejecución, de mantenimiento, etc.

ThinkstockPhotos 638777482OK“La tecnología actual dota de una posibilidad de inmediatez que requiere de alimentación permanente de  datos y su análisis comparativo y eficaz en el tiempo. Nubes de puntos  que se entrelazan y unen para representar algo, imitando en cierto modo la realidad fisiológica de nuestros sentidos que  recogen  la información de miles de estímulos,  con el fin de que el cerebro lo pueda maquetar e interpretar”, ha asegurado Jesús. “Mientras, una parte nuestra, la esencia “sostenible”, al igual que el entorno natural, ajenos a esta vorágine informativa se mueven a un ritmo “involuntario” que no sabemos aún cómo controlar, ¿o sí?”, se ha planteado Javier.

Para el Colegio de Aparejadores de Madrid, el parque edificatorio existente también tiene que tener su respuesta adecuada a la situación actual, para dar respuesta al equilibrio que precisa el sector y la sociedad al completo. Así, según diversas fuentes, la nueva propuesta que se analiza en la UE es poder crear un producto hipotecario de eficiencia energética que permita ofrecer a los compradores de vivienda de toda la UE mejores tasas de interés o capital adicional, a cambio de comprar casas más eficientes energéticamente o comprometerse a mejorarlas mediante su rehabilitación energética.

Tras la cumbre de París se puso el punto de mira en el nuevo objetivo mínimo a alcanzar, 40/27/27, y parece que los indicadores actuales, emisiones, y los cambios en el clima certifican la necesidad de nuevas formas de construcción más respetuosas con el medio ambiente. La innovación en la construcción es un reto, bien porque se consiga consumir menos recursos, bien porque se generen menos emisiones, residuos o vertidos, pero también por incorporar equipos y sistemas más eficientes. Asímismo permite la utilización de mejores técnicas constructivas capaces de conseguir construcciones más económicas o de realizar proyectos que no eran técnica o económicamente viables hasta ahora.

“Ahora, como técnicos nos toca discernir lo correcto entre todo el mar de datos al que nos enfrentamos. Hoy en día, redes sociales, diversas teorías complejas, la normativa técnica diversa y difusa, etc., se adelantan los tiempos de la toma de decisiones participadas por todos los agentes atendiendo a la información “virtualizada”. Casi no hay tiempo para analizar la información ni para observar lo tangible”, ha explicado Jesús Paños. “Sin embargo, el uso adecuado y necesario de las nuevas herramientas no debe hacernos olvidar nuestra esencia, sino que deberían servirnos para enriquecerla”, ha asegurado.

Todas estas ideas no pueden estar al margen de compromisos como el consumo casi nulo o el cambio de modelo constructivo hacia una mejora del campo edificatorio existente, un equilibrio necesario.

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