Sobriedad con un aire contemporáneo. Así es la más sencilla de las tres viviendas que conforman el proyecto «Tres casas para tres hermanos» realizado por Manuel García Asociados. Un ilusionante viaje que ha consistido en la rehabilitación de uno de los muchos edificios que se quedaron en estructura durante la crisis inmobiliaria de 2008, y la personalización de cada planta a imagen de sus ocupantes.
Alter Ego es el reflejo de la personalidad discreta y cuidadosa de sus propietarios, quienes solicitaron espacios amplios, luminosos, funcionales y concisos.
El blanco, en sus distintas formas -enlucidos, lacas, pálidos, porcelánicos y textiles-, contrarresta la presencia de revestimientos de nogal americano que caracteriza el diseño. Abundantes columnas de almacenamiento cerrado favorecen el orden y la limpieza en casa.
Zona de día marcada por la doble entrada de luz natural
La espaciosa zona de día -conformada por salón, comedor y cocina- queda inundada de claridad, gracias a la doble entrada de luz natural que propician las dos fachadas a las que se abre el salón. De los dos patios de luz que dispone el edificio, se decide conectar uno de ellos con el área de servicio, mientras que el otro se utiliza como conexión entre la zona de estar y el dormitorio principal, permitiendo un paso secundario por el exterior.
Así, el patio se convierte en el corazón de la vivienda, asemejándola a una vivienda unifamiliar. Un elemento que brinda calma y luminosidad a los interiores, protegiéndolos del ruidoso vaivén de la fachada principal.
La cocina puede llegar a independizarse mediante tres hojas correderas de vidrio parsol bronce que se esconden en el tabique derecho.
Una isla central, una zona de trabajo, y amplias columnas -que esconden una zona de pequeño electrodoméstico-, definen la configuración de esta estancia. Un segundo paso de servicio, conecta la cocina con el planchero, una sala de juegos y los dormitorios juveniles.
Zona de noche con un claro protagonista
La zona de noche, queda protagonizada por la suite principal, que recoge vestidor, gimnasio y baño en una misma pieza, y las conecta con el dormitorio mediante una imponente corredera de madera.
El propio vestidor conforma el paso natural hacia la zona de aseo, coronada por una holgada bañera que se sitúa en el centro del espacio. Las cabinas de ducha e inodoro, y un área para hacer ejercicio, vuelcan a ese punto central, convirtiéndolo así en un nexo de comunicación.
La habitación del matrimonio, se aísla de la luminosa zona de aseo, y queda orientada al silencioso patio de luz.
Los juveniles, con un diseño moderado y atemporal, solo se atrezan con un pequeño guiño de color, que queda presente en la carpintería y el baño que ambos hermanos comparten.