El objetivo a perseguir en la actualidad en cualquier ciudad que se precie es ser más sostenibles, accesibles y habitables. Y dentro de este objetivo, en NAN hemos querido analizar expresamente la relación entre la arquitectura y la movilidad. Porque la Semana de la Movilidad es el momento ideal para reflexionar sobre cómo el diseño urbano y arquitectónico puede mejorar los patrones de movilidad en nuestras ciudades, favoreciendo desplazamientos más limpios y eficientes.
Pero ¿cómo hacerlo? A continuación vamos a explorar cuatro enfoques clave que conectan directamente arquitectura y movilidad. Y cómo estos conceptos pueden transformarse en soluciones reales para el futuro de las ciudades.
Movilidad sostenible: creando ciudades para las personas
La movilidad sostenible ya no es una tendencia, es una necesidad en toda ciudad moderna. En este sentido, la arquitectura tiene un papel fundamental dentro de la planificación y diseño de espacios que fomenten modos de transporte no contaminantes. ¿Por ejemplo? Pues por ejemplo con la creación de calles peatonales o carriles bici, con la implementación de zonas verdes que sirvan como corredores urbanos… El caso es que los arquitectos y urbanistas están en el centro de la transformación de las ciudades hacia modelos más sostenibles.
Más concretamente, hay que trabajar en una disposición de los edificios, infraestructuras y servicios que debe optimizar los desplazamientos urbanos, permitiendo a las personas acceder a sus necesidades diarias sin depender de largos trayectos en vehículos privados. Esto incluye la planificación de barrios compactos y accesibles, donde los servicios y espacios laborales se encuentren a una distancia cercana de las áreas residenciales, minimizando el impacto ambiental de los desplazamientos.
Lo ideal sería que la disposición de las infraestructuras urbanas priorice al peatón, al ciclista y al transporte público, reduciendo el uso del coche privado. Además, el diseño de edificios debe adaptarse a estos nuevos patrones, incorporando elementos como puntos de recarga para vehículos eléctricos y espacios destinados a bicicletas en las viviendas o edificios.
El paradigma de la ciudad de los 15 minutos
Uno de los conceptos más escuchados desde hace un tiempo en la intersección entre arquitectura y movilidad es la «ciudad de los 15 minutos». En realidad es una continuación del punto anterior, ya que esta idea plantea que los servicios esenciales (trabajo, educación, ocio, salud) deberían estar a una distancia de 15 minutos a pie o en bicicleta desde cualquier punto de la ciudad. Esto no solo reduce la dependencia del automóvil, sino que también fomenta comunidades más integradas y saludables.
En un encuentro celebrado en el CSCAE en 2022, la responsable de Clima y Sostenibilidad de ARUP en Europa, Susana Saiz explicaba precisamente que las Ciudades de los 15 minutos era una de las maneras de mejorar los entornos urbanos.
La arquitectura aquí juega un rol crucial en la distribución y diseño de los espacios urbanos, asegurando que los barrios sean autosuficientes, con una mezcla adecuada de servicios y espacios públicos. Además, se garantiza que los habitantes puedan acceder a todo lo que necesitan en su vida cotidiana sin desplazamientos largos. Este enfoque también pone de relieve la importancia del diseño de espacios flexibles que puedan adaptarse a múltiples usos a lo largo del tiempo.
Gonzalo Echarri, director de Ortiz.León Arquitectos, mencionaba algo similar en su intervención durante nuestro Espacio NAN Sostenibilidad: «La flexibilidad en los edificios y su capacidad de adaptarse a diferentes usos es esencial para la sostenibilidad económica, medioambiental y social»
Espacios públicos y movilidad: la importancia de un diseño accesible
Y hablando de espacios públicos. El diseño de espacios públicos es uno de los puntos donde la arquitectura y la movilidad se encuentran de manera más directa. Plazas, parques, y zonas de recreo deben estar diseñados para invitar a las personas a caminar o usar bicicletas. Deben ser espacios que no solo faciliten el movimiento, sino que también promuevan una movilidad activa, lo cual tiene un impacto positivo en la salud física y mental de los ciudadanos.
El reto para los arquitectos es diseñar espacios que sean inclusivos, accesibles para todas las edades y capacidades, y que contribuyan a mejorar la conectividad entre diferentes áreas de la ciudad. Además, el uso inteligente del paisaje urbano y de elementos como el mobiliario público puede mejorar la experiencia de los usuarios y hacer que el espacio sea más atractivo. También es esencial integrar estos espacios públicos con los hogares modernos, que ahora se ven como nodos dentro de la red de movilidad de la ciudad, facilitando el uso de medios de transporte sostenibles, como las bicicletas.
El binomio tecnología y movilidad
La tecnología juega un papel esencial en la movilidad urbana, y la arquitectura no puede quedarse atrás. Las ciudades inteligentes se apoyan en el uso de sistemas tecnológicos avanzados para gestionar el tráfico, mejorar la eficiencia del transporte público y facilitar el uso de vehículos eléctricos. Por lo que la arquitectura debe integrar estas tecnologías desde su diseño inicial, creando edificios y entornos que faciliten una movilidad más ágil y sostenible.
El uso de herramientas como el modelado urbano en 3D, la simulación de tráfico y la implementación de estaciones de recarga para vehículos eléctricos son solo algunas de las formas en que la arquitectura puede contribuir a este cambio. Además, la incorporación de tecnologías en el diseño arquitectónico no solo facilita la movilidad, sino que redefine los espacios habitables, alineándose con los nuevos conceptos de hogar que buscan una mayor integración con los entornos urbanos y las infraestructuras de transporte.
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