EMC Arquitectura, con los arquitectos María Madrigal Bustillo y Carlos Izquierdo García a la cabeza, ha realizado esta reforma partiendo de la premisa de que a los clientes les encanta cocinar y querían una cocina central que no comprometiera la distribución del hogar.
La idea que se desarrolló consistió en una cocina central que permitiese articular los dormitorios con las zonas de uso diario, con una «roca» central que organizara el espacio y potenciara el giro de la planta. Sin embargo, esta decisión conllevaba que las puertas de los dormitorios quedaran a la vista desde los espacios centrales, por lo que se decidió unificar los dos espacios en uno homogéneo.
La estrategia de diseño consistió en minimizar el impacto visual de las puertas de las habitaciones, ocultándolas y dando uniformidad a las paredes con soluciones constructivas y de diseño.
Además, la iluminación artificial se organizó de forma continua y personalizada para cada espacio, con un foseado en el falso techo y una ventana plegable que unificaba el interior con el exterior.
La elección de los materiales y el formato del encuentro entre el interior y el exterior fue clave para la homogeneización de los espacios, con la madera en el interior y la cerámica en el exterior. El color negro se eligió para potenciar la «roca» central, creando un hogar especial y único.
El resultado de la reforma fue un espacio continuo y homogéneo, con la mayor iluminación natural posible y una cocina central que convive en armonía con ambos ambientes.
