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Marcel House: Armoniosa conexión entre la arquitectura y el paisaje de la Costa Brava

El término “Costa Brava” fue publicado por primera vez por el periodista Ferran Agulló en 1908, queriendo describir el paisaje agreste y escarpado que caracteriza gran parte de la zona costera de Girona. Con sus playas de rocas y olas violentas, la belleza de la zona ha enamorado a muchos poetas y escritores al largo de la historia.

Es por eso que este paisaje se presenta como un actor más en la arquitectura que atrapa a aquel que lo observe con esa dualidad de la dureza propia de la piedra que permanece inmóvil dentro de este paisaje que se contrapone con la suavidad de mar que trata de dejar su marca en la misma modificando incesantemente el entorno.

Conexión vital entre la construcción y su entorno

Este proyecto, realizado por los arquitectos Julián Benegasi y Esteban Rodríguez Ruiz, de Cabana Partners, ha tenido muy presente el entorno a la hora de construir. Esto, aplicado al diseño de una casa, permite desarrollar una arquitectura coherente y correcta consigo misma, que no olvida lo que le rodea y aprende de ello. En Marcel House esto está presente durante todo el desarrollo del proyecto, incluido en la propia experiencia que ofrece.

El hecho de adentrarse en la vivienda se siente como una experiencia de conocimiento de esta y el entorno, pasando de una cueva central arraigada al terreno en la que se encuentran los espacios más privados que a medida que se avanza transicionan hacia otros más abiertos donde la arquitectura acaba por fundirse y deshacerse en el propio paisaje que presenta. Con una arquitectura armónica, Marcel House, conecta interior y exterior. Se diseñó dividida en diferentes niveles que complementan el lenguaje de la arquitectura y paisaje adyacentes. Cada elemento cuenta con un rol.

Las plataformas de hormigón mantienen las líneas topográficas como extensión de las piedras para definir el perfil de la casa; son componentes cambiantes, a primera vista tan robustos y pesados que acaban transformándose en láminas flotantes, elementos infinitos que se hace uno con el mar/horizonte.

La madera que entra en la casa, que la acompaña como si el paisaje fuera capaz de introducirse dentro de la misma y aceptarla como un elemento más del entorno. Finalmente, el vidrio, que se encarga de difuminar la separación entre ambos mundos. La complementación entre arquitectura y paisaje permite que se potencien entre sí, siendo Marcel House un escenario con sus fondos.

Se ofrecen conexiones visuales donde cada plataforma conecta con el terreno, el cielo y el mar. Desde el interior sucede algo similar ya que al estar liberado de elementos estructurales que obstaculicen la visión se crean diferentes frames o vistas a modo de fotografías del paisaje permitiendo así que mientras te mueves por el dentro la casa te ofrece un adelanto de lo que puedes encontrar fuera.

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