El proyecto La Mola ubicado en la provincia de Barcelona, ha obtenido la certificación Passivhaus Premium y una calificación energética Verde de 5 Hojas. Diseñada por Eduard Balcells, con Marian Rigo como responsable de la fase de fabricación-montaje y Jordi Collado como jefe de la ejecución en obra.
Ya desde su fase inicial de concepción, el proyecto La Mola ha buscado ser un referente y un modelo a seguir desde el punto de vista de la eficiencia energética, así como de la sostenibilidad. Por ello, se decidió trabajar durante todo el proceso de diseño para obtener los máximos certificados de garantía correspondientes en cada uno de los ámbitos.
La Mola está fabricada con materiales naturales en base de madera, tanto en la estructura como en los aislamientos en los cerramientos y en los acabados, por lo que evita el uso de químicos o materiales tóxicos durante la construcción. El objetivo de todos los implicados fue el de crear un entorno saludable y ecológico tanto para el medioambiente como para las personas que lo habitan.
Al ser unas viviendas construidas con un sistema industrializado de entramado ligero de madera, su envolvente se pudo montar en apenas dos días
La fabricación de estas dos viviendas adosadas se efectuó mediante maquinaria con control numérico computarizado (CNC). Esto permitió trabajar en la fase de producción con una precisión milimétrica. El trabajo automatizado nos permite reducir tiempo y costes de producción a la vez que se garantiza el control de calidad permanente. Al ser unas viviendas construida con un sistema industrializado de entramado ligero de madera, su envolvente se pudo montar en apenas dos días.
A la vez que se estudiaba la materialidad del proyecto, se llevó a cabo un exhaustivo análisis energético para garantizar la elevada eficiencia energética de la propuesta, lo que significaría evitar el uso de grandes cantidades de energía para para alimentar sus sistemas de calefacción y refrigeración reduciendo de esta forma el uso de combustibles fósiles.
Mediante el diseño pasivo y estrategias bioclimáticas de las viviendas (estudio del clima, orientación, vientos y humedad) es posible ahorrar hasta el 90% del consumo total de energía comparado con una edificación levantada con un sistema constructivo convencional, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero.
El resto de energía necesaria para su funcionamiento proviene de la instalación de 32 placas fotovoltaicas en cubierta. A nivel de sistemas activos la vivienda cuenta con sistema de domótica que controla la ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor y deshumidificador, a la vez que la instalación de ACS y suelo radiante a través de bomba de calor aerotérmica y el control solar de las persianas.
El resultado de todo el esfuerzo de la empresa ha resultado en la casa más sostenible del continente. Una vivienda en la que reina el confort, con una temperatura constante a lo largo del año, con una humedad controlada y un consumo energético reducido drásticamente, en la que además se han utilizado los materiales más sostenibles del mercado.