La torre de Velasco se ubica en el término municipal de Lodosa en un emplazamiento estratégico sobre una elevación que domina un amplio tramo del curso del río Ebro entre Lodosa y Sartaguda. La torre está declarada Bien de Interés Cultural.
Las obras de restauración han sido dirigidas por José Luis Franchez Apecechea, arquitecto del Servicio de Patrimonio Histórico, y como toda actuación sobre un edificio monumental, han tratado de mejorar su comprensión histórica, recuperar su valor arquitectónico, en los aspectos formales y constructivos, y adecuarla para su uso cultural y turístico.
Historia de la Torre
Su construcción tuvo lugar en el último cuarto del siglo XV por iniciativa de Sancho Fernández de Velasco, señor de Arnedo, miembro de una de las grandes estirpes castellanas de aquel momento, los Velasco.
Se trata de una construcción defensiva -en origen probablemente dotada con foso y muralla exterior-, de filiación castellana, lo que explica ciertos elementos arquitectónicos que no son propios de las torres bajomedievales navarras. Construcción sobria de planta cuadrada que se remata con matacanes de peto liso con aspilleras sobre modillones triples y con un paseo de ronda perimetral en cubierta. Adosa a su fachada sureste los restos de una capilla de época renacentista levantada en torno a 1570, de planta rectangular y con tres contrafuertes, que al interior conserva los arranques de las bóvedas estrelladas de ladrillo aplantillado que cubrían los dos tramos de su nave, el arco apuntado que dividía esos tramos y un pequeño coro alto a los pies.
Las obras de restauración
La torre tenía hundida la cubierta y en muy mal estado los forjados interiores; quedaban en pie sus muros perimetrales con restos de los matacanes que la remataba. Se ha reconstruido arquitectónicamente la torre conforme a sus características originales, tras el examen de su fábrica y de su configuración constructiva, contrastadas con otras torres medievales, y a la vista de los datos que proporcionaron el levantamiento de planos, el estudio histórico realizado y el análisis del edificio.
Las obras han consolidado y reparado los muros y sus matacanes, y han repuesto los forjados interiores de viguetas de madera y revoltón con rasilla cerámica siguiendo el modelo constructivo de los que se conservaban. Se ha construido una escalera de dos tramos independientes de bóveda tabicada de ladrillo al aire, esto es sin cimbra.
Al interior los muros se han revestido con mortero de cal.
La cubierta, a dos aguas y de teja curva, ha permitido la recuperación del paseo de ronda perimetral.
En contraste, los restos de la capilla renacentista no se han reconstruido, sino que, con objeto de respetar su valor arqueológico, se han consolidado y protegido con una nueva cubierta de abeto Douglas con cobertura de cinc, intencionadamente diferenciada y separada de la ruina consolidada. La diacronía constructiva entre los restos consolidados de la capilla y la nueva cubierta caracteriza la intervención arquitectónica abordada en esta pieza.
En conclusión, la intervención en la torre ha permitido conocer su historia constructiva, recuperar su valor arquitectónico en sus aspectos formales y constructivos, y adecuar el conjunto para su uso cultural y turístico, con el objetivo prioritario de preservar para generaciones venideras una valiosa herencia cultural recibida.
