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Nuevo jardín de plataneras en el tinerfeño Espacio Cultural El Tanque

El Espacio Cultural El Tanque es un antiguo depósito de petróleo, representativo para la historia industrial de las Islas Canarias, que ha formado parte de la geografía urbana de Santa Cruz de Tenerife. Ante el inminente desmantelamiento de la misma, en 1995, la entonces Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Dulce Xerach Pérez, impulsó la idea de conservar uno de sus grandes bidones y reunió apoyos alrededor de esta iniciativa sin ánimo de lucro, que acabó siendo la actual Asociación Amigos del Tanque. En tanto que miembro de este grupo de activistas, el arquitecto Fernando Menis realizó la rehabilitación y adaptación del Tanque a usos culturales y dio soporte a la Asociación hasta conseguir, en 2014, su catalogación como Bien de Interés Cultural.

En 2022, la Asociación celebra los 25 años de existencia del Tanque con un proyecto de restauración ecológica de su entorno, diseñado por el mismo arquitecto, y que aporta al barrio Cabo Llanos su primer espacio público verde. En la visión de Menis, el nuevo jardín de plataneras que rodea el vestigio de patrimonio industrial rememora el paisaje agrícola anterior a la industrialización, escenificando la ciudad como lugar de convivencia de las diversas épocas, culturas y sensibilidades que han ido modelando la identidad de Santa Cruz de Tenerife.

220310 14©Hisao Suzuki


Espacio Cultural El Tanque de Santa Cruz de Tenerife: un antiguo depósito de petróleo se recupera para las actividades culturales de la ciudad

El Espacio Cultural El Tanque es el antiguo tanque 69, es decir un enorme bidón que sirvió durante muchos años para el refinado y almacenamiento de crudo, integrado en la refinería de CEPSA, la primera de de España, que se construye en Tenerife hacia 1930. Es una pieza cilíndrica de 50 metros de diámetro y casi 20 metros de altura que representa uno de los últimos vestigios de una industria que, en el último medio siglo, ha formado parte de la geografía urbana de Santa Cruz de Tenerife. Conserva su aspecto exterior e interior original, habiéndose adaptado a su nuevo uso cultural con una mínima intervención arquitectónica mediante el reciclaje e incorporación de materiales procedentes de desguace. Así, una antigua pasarela de ferry abandonada en el puerto de la ciudad, se recicla para el acceso; la puerta de entrada al espacio y la rampa interior se construyen con grandes chapas metálicas rescatadas de los otros depósitos demolidos; y los lucernarios se hacen con barriles vacíos de CEPSA adaptados al nuevo uso.

En una época en la que el crecimiento urbanístico de la ciudad ya había convertido la zona industrial ocupada por la refinería de CEPSA en un barrio residencial, la conservación del bidón en su ubicación original, es decir en el barrio Cabo Llanos de Santa Cruz de Tenerife, fue una historia de activismo extendida desde 1997 hasta 2006 cuando, por primera vez, apareció reconocido en los documentos de planeamiento urbano de la ciudad. Ante el inminente desmantelamiento, en 1995, la entonces Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Dulce Xerach Pérez, impulsó la idea de conservar uno de sus grandes bidones y reunió apoyos alrededor de esta iniciativa sin ánimo de lucro,que acabó siendo la actual Asociación Amigos del Tanque. El arquitecto Fernando Menis, en tanto que miembro del grupo activista, realizó la rehabilitación y adaptación del Tanque a usos culturales y dio soporte a la Asociación hasta conseguir, en 2014, su catalogación como Bien de Interés Cultural.

El Espacio Cultural El Tanque recibió varios premios que reconocieron la calidad de su remodelación y, durante sus 25 años de existencia hasta ahora, ha albergado todo tipo de actividades culturales. Sin embargo, el entorno del Tanque no recibió la atención necesaria y quedó casi abandonado durante dos décadas como ocurrió con otros muchos espacios púbicos del mismo barrio, que nacen tras la liquidación de la refinería.

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Jardín del Tanque o la re-naturalización de un lugar: en 2022, el Espacio Cultural El Tanque se completa con el primer espacio público verde en el barrio de Cabo Llanos

El nuevo jardín de plataneras

El nuevo jardín de plataneras del Espacio Cultural el Tanque, de cuyo proyecto es autor el arquitecto Fernando Martin Menis, nació de muchas ideas compartidas con los Amigos del Tanque, de los que forma parte el arquitecto, y de algunas personas del equipo del festival KEROXEN, pero sobretodo es producto de un continuado amor a esa parte de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife.

El perímetro de El Tanque se cubre con plataneras como una forma de recordar la actividad agrícola que existia en esta zona antes de ubicar aquí la refinería de CEPSA, en los años 30. En la visión del arquitecto Fernando Menis, los vecinos y visitantes podrán intuir la evolución del lugar a través de un efecto sorpresa: a medida que el tiempo ha ido pasando, desde mayo de 2022 hasta ahora, la exuberante vegetación subtropical ha ido colonizando la reliquia industrial, enmarcando su fascinante presencia a la vez que restaurando la memoria del pasado agrícola para construir un sentido de continuidad cultural y pertenencia.

El proyecto paisajístico de Menis se basa en un enfoque botánico, buscando crear un jardín de alta biodiversidad en un barrio que carece por completo de zonas verdes públicas. Así, se han plantado más de 700 árboles, entre cipreses, flamboyanes, palmeras Roystonea Regia, Monstera Deliciosa, Ficus Repen y arbustos, además de áreas con plantas aromáticas. Sin embargo, la mayoría de los árboles son Musa Paradisiaca, en homenaje a las antiguas plantaciones de banano que ocuparon el lugar antes de que fueran reconvertidas al uso industrial. Esta especie de banano es conocida comúnmente como platanera: crece rápido, alcanza los 7 m de altura, suele florecer en verano y necesita estar orientada hacia el sol, por lo que el lugar escogido es ideal por su clima.


«Realizamos una investigación hasta contrastar que esa zona era agrícola y estaba llena de fincas plataneras y tomateras, además de plantas autóctonas de la costa como tabaibas, cardones, verodes etc., todas ellas comunidades vegetales nativas de las Islas Canarias, que requieren poco riego, son resilientes y duraderas. Recuperando la historia agrícola de Santa Cruz, desaparecida en todas su zonas de costa, el entorno del Tanque se plantó con plataneras de la especie Musa paradisiaca y los tomates vinieron solos pues debían existir cepas de más de 90 años, supervivientes increíbles a toda una época industrial, que, con una preparación del terreno y un poco de agua, volvieron a crecer porque la tierra, el suelo, tiene memoria, aunque a veces se nos olvida», detalla el arquitecto Fernando Menis.

Estas son las especies que predominan en el Jardín del Tanque, constituyendo lo que se ha dado en llamar restauración ecológica, aunque no sea a gran escala sino creando una pequeña plaza-jardín público alrededor de un espacio cultural. En la vegetación se incluyó una única concesión a la nostalgia que rezuma la ruina industrial, incorporando algunos cipreses que envolverán de verde una esquina de la estructura de hierro del Tanque. Plantados estratégicamente para marcar el perímetro del muro histórico del depósito, los cipreses llegarán a medir 20 m de alto y unos 60 cm de diámetro, de modo que parecerán los guardianes del lugar y aportarán cierta monumentalidad al conjunto. De forma piramidal y de rápido crecimiento, desde sus primeros años, estos árboles de hoja perenne permitirán a los vecinos disfrutar de un entorno verde a la espera de que crezca el resto de la vegetación.

Siguiendo la misma lógica del re-uso y reciclaje que aplicó en la rehabilitación del Espacio Cultural El Tanque, el arquitecto diseña los elementos de la iluminación y del mobiliario con desechos. Así, se recuperan de la basura botellas de oxígeno de los buceadores y se adaptan a su uso como luminarias. Además, como unos de los principales usuarios del jardín son los niños, el aspecto de los mismas hace un guiño a los Minions, los personajes de dibujos animados tan queridos por los pequeños.

El cuidado por el impacto medioambiental también se percibe en la orientación de la lámpara que evita la contaminación lumínica del cielo, así como en el riego de la vegetación, que se abastece con agua reciclada.

Una acción que puede servir de ejemplo para recuperar ecológicamente otros espacios de la ciudad y de la isla.

«En suma, se trata de una acción con múltiples vertientes ya que se crean a la vez una plaza accesible, un nuevo espacio público verde, el primero en el barrio de Cabo Llanos, se evoca la historia agrícola de Santa Cruz de Tenerife y, al mismo tiempo, se recupera biodiversidad. Una acción que puede servir de ejemplo para recuperar ecológicamente otros espacios de la ciudad y de la isla», subraya Dulce Xerach, abogada y presidenta de la Asociación Amigos del Tanque.

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