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Presentación del CSCAE de la guía para mejorar los entornos urbanos

Las reiteradas olas de calor y eventos climáticos adversos, cada vez más frecuentes, nos recuerdan que nuestra salud está íntimamente relacionada con la forma en que construimos y habitamos nuestras ciudades. Asimismo, el entorno urbano y parámetros asociados a él, como la movilidad y la existencia o no de zonas verdes, pueden tener una influencia determinante en la salud humana. Por ello, en una jornada titulada “Calidad arquitectónica para la salud”, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) ha presentado, esta mañana, el Documenta Ciudad y Territorio Saludable. Una guía para mejorar nuestros entornos habitados como base de una salud preventiva que resulta del trabajo colaborativo que, desde 2018, viene realizando el Observatorio 2030. En concreto, recoge las contribuciones de más de un centenar de expertos y expertas de diferentes disciplinas para avanzar hacia una cultura de la salud y el bienestar en sintonía con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Agendas Urbanas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

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La publicación identifica cinco ejes principales relacionados con el desarrollo y la implementación de ciudades y territorios saludables:

1) la renaturalización de los entornos urbanos y su regeneración,

2) la inclusión para favorecer el acceso a una vivienda digna y a servicios esenciales, fomentando la cohesión social, la equidad y la gobernanza inclusiva;

3) la descarbonización del parque edificado y el establecimiento de indicadores/medidores de salud colectiva en el espacio público y en el privado,

4) la reactivación de las zonas rurales y la revitalización de entornos urbanos consolidados para promover el reequilibrio territorial, y

5) la adaptación al cambio climático.

“El calentamiento global, el acceso a un vivienda digna y adecuada o el progresivo envejecimiento de la población nos sitúan ante retos acuciantes que tienen efectos directos sobre nuestra salud y que nos urgen a acometer una transformación profunda que redefina nuestras ciudades y el entorno en el que vivimos. La arquitectura y el urbanismo son claves para ello y los fondos europeos Next Generation nos brindan la oportunidad de hacerlo desde una perspectiva integral que nos permita descarbonizar el parque edificado y responder a las necesidades de la población”, ha destacado la presidenta del CSCAE, Marta Vall-llossera, durante la presentación, que ha tenido lugar en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

Tras su intervención, la responsable de Clima y Sostenibilidad de ARUP en Europa, Susana Saiz, ha desgranado las claves de la publicación, que conecta los cinco ejes principales diagnosticados para avanzar hacia entornos más saludables con las problemáticas que han impedido, hasta el momento, alcanzar una situación deseable y 72 acciones para conseguirlo de aquí a 2030 que contemplan:

  1. La promoción del diseño y la construcción de infraestructuras verdes y azules, integrando ciclos y procesos naturales como el zerowater, el zerowasteo el zero carbon, entre otros, así como el mantenimiento y la gestión de espacios verdes, incorporando huertos urbanos para la producción de alimentos y la promoción de la renaturalización de las ciudades y los espacios habitados.
  2. La incorporación del UX design o “diseño enfocado a la experiencia de la persona usuaria”, que permitiría, gracias a un análisis previo, la eliminación de barreras (físicas, sensoriales y cognitivas, pero también económicas, culturales o informativas) al acceso y uso de espacios y servicios públicos por parte de diferentes colectivos, como requisito de una accesibilidad universal.
  3. El uso de formas de movilidad bajas en carbono, como los sistemas públicos de transporte colectivo, los vehículos eléctricos o infraestructuras que favorezca la movilidad activa, tanto redes ciclistas como peatonales. Y ello está conectado con la reducción de la demanda, por lo que, además de incrementarse el uso de energías limpias, se deben rehabilitar los diseños actuales e incorporar una arquitectura y urbanismo bioclimáticos que consigan este objetivo mediante estrategias pasivas, el uso de equipos y sistemas de alta eficiencia energética o el establecimiento de redes de distrito de calor y frío.
  4. El impulso de las llamadas “ciudades de los quince minutos”, diseñadas para que todas las personas tengan acceso a los servicios básicos a una distancia de quince minutos a pie o en bicicleta, fomentando la conexión de infraestructuras de movilidad activa y las redes de transporte público y, en las zonas rurales, facilitando el acceso a las infraestructuras y a los servicios públicos necesarios para combatir desequilibrios.
  5. La renaturalización de las ciudades y los entornos rurales habitados mediante la incorporación de infraestructuras verdes y azules, que incidan en la recuperación y refuerzo de ecosistemas saludables dentro de las ciudades y logren de esta manera crear una serie de sistemas robustos, flexibles e inclusivos.

“Calidad arquitectónica para la salud”

Después de la presentación del Documenta Ciudad y Territorio Saludable, ha tenido lugar una mesa redonda moderada por la directora del Observatorio 2030 del CSCAE, Ángela Baldellou, en la que han participado, en conexión telemática, la directora de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira; el catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) José Fariña; la presidenta del Observatorio Arquitectura Saludable, Rita Gasalla; el arquitecto y urbanista José María Ezquiagay Susana Saiz, de ARUP. Todos ellos han coincidido en que en las ciudades nos jugamos la salud porque su diseño, su planificación y su gestión revierten en un menor uso del sistema hospitalario y, en consecuencia, en un menor gasto sanitario.

La directora de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de Salud de la OMS ha sido contundente: “Las ciudades son el laboratorio más importante donde nos jugamos nuestra salud porque, en función de su diseño y su planificación, reduciremos gasto sanitario. Si no podemos interaccionar entre unos y otros, cada vez tendremos un mayor coste en salud mental. Si no podemos caminar, tendremos cada vez más enfermedades derivadas del sedentarismo”. En este sentido, ha alertado de que los estilos de vida no se deciden solo de forma individual, sino que están determinados por las características del entorno urbano.

El catedrático de Urbanismo José Fariña ha concretado que “contar con una zona verde a menos de 400 metros significa que el gasto en farmacopea disminuye en un 20%” y ha recalcado que las estrategias para conseguir ciudades saludables son las mismas que para lograr entornos sostenibles. Por ello, ha apostado por construir “espacios de convivencia donde la gente participe de verdad” y, confesándose “optimista”, ha destacado que, en España, ya existen ejemplos de ciudades en las que se está avanzando para incorporar medidores de salud a la planificación urbana, como es el caso de Vic.

La responsable de clima y sostenibilidad de ARUP en Europa ha resaltado el retorno que tiene disfrutar de entornos urbanos más saludables también a nivel económico: “El sentido de pertenencia, el querer quedarte en un sitio, da cohesión social, sienta a la población a un territorio y tiene un impacto económico directo que se extiende al uso del sistema sanitario, ya que una persona que vive en un entorno saludable no necesitará tanto el sistema hospitalario”.

El arquitecto y urbanista José María Ezquiaga ha señalado que, si bien el Covid19 ha puesto de nuevo el foco en la salud, ya antes de la pandemia había una reflexión importante sobre el impacto del urbanismo para derrotar las enfermedades infecciosas endémicas en el mundo desarrollado y que también se notaba en los países en vía de desarrollo. “La relación entre salud y enfermedad es intrínseca al Urbanismo”, ha dicho.

Por último, la presidenta del Observatorio Arquitectura Saludable, Rita Gasalla, ha valorado las aportaciones de la tecnología y de la digitalización para mejorar la vida de las personas y ha pedido que se incorporen las estrategias y acciones asociadas que se contemplan en el Documenta Ciudad y Territorio Saludable para conseguir entornos más saludables en las agendas de las Administraciones Públicas y de las entidades privadas.

Una vez publicado el Documenta Ciudad y Territorio Saludable, el trabajo del Observatorio 2030 del CSCAE continuará constituyendo un comité técnico que será el responsable de supervisar y obtener los compromisos necesarios para implementar de aquí a 2030 las 72 líneas de acción identificadas, estableciendo prioridades y su evaluación.

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