La localidad riojana de Haro es un emplazamiento emblemático y lleno de simbolismo en el mundo del vino, ya que en sus calles cuenta con la mayor concentración de bodegas centenarias de todo el mundo. Precisamente allí es donde Villalón Studio acaba de firmar su último proyecto: la tienda y winebar “El Garaje del Club de Cosecheros” para las Bodegas Rioja Alta S.A. Todo un homenaje contemporáneo al mundo del vino, a su producción y a la historia y tradición de una bodega que lleva trabajando más de cien años.
© Alberto Monteagudo
“Hubo conexión con el cliente desde el principio: querían algo artesanal y que tuviera que ver con el origen y la tradición del producto. Nos sentimos identificadas con cómo elaboran el vino y con todo su proceso artesanal”, cuenta la interiorista María Villalón, fundadora del estudio. Así, comenzaron a estudiar el mundo del vino y se centraron en la importancia del tiempo, en ese recorrido desde el momento en que la vid se nutre de la tierra hasta que su fruto llega a nosotros en forma de caldo, para reflejarlo en la distribución del espacio y sus materiales.
El edificio, una antigua cochera de la bodega situada en la parte central de sus jardines, se ha dividido en varias zonas: tienda, reservado, office, almacén, terraza y aseos. En todas ellas, se ha buscado una mezcla entre lo funcional y lo artesanal. “Hemos querido reflejar en el espacio la misma esencia que contiende el proceso de creación del vino. Es un trabajo lento en el que el tiempo es muy relevante y cada paso importa. Por eso, el local se puede experimentar de la misma forma, recreándose en su recorrido y experimentándolo”.
En cuanto a los materiales, como homenaje a su pasado, se han respetado los muros de mampostería de la construcción y las cerchas de madera del techo, que han sido restauradas. Al tratarse de una empresa con historia, en el interior se han utilizado materiales tradicionales pero tratándolos de una forma contemporánea, alejándose de lo rústico.
Como homenaje a su pasado, se han respetado los muros de mampostería de la construcción y las cerchas de madera del techo
“Hemos utilizado madera, hierro, piedra y ladrillo. Para todos estos materiales el tiempo es un factor positivo. Lo bonito es ver cómo el tiempo deja su huella en estos materiales y la importancia de valorar la belleza de ese envejecimiento”, cuenta María. De hecho, haciendo un guiño al interior de las barricas de Bodegas Rioja Alta, cuya madera se somete a un proceso de quemado, la barra de madera de roble de la zona de cata se ha teñido en un tono oscuro, creando un efecto semejante.
También como referencia a la madera de las barricas, en el centro del espacio se ha instalado una espectacular escultura de hierro oxidado con forma de roble elaborada por el artesano sevillano Fernando Oriol. “Es una pieza espectacular en la que todas las hojas están hechas a mano una a una. Es una forma de introducir en el interior la vegetación exterior y una oportunidad de añadir arte en forma de escultura”.
Por último, en el mobiliario y las piezas de decoración se ha trabajado con artesanos locales, como ceramistas, que han elaborado los paragüeros o las macetas de barro. Además en el proyecto se ha buscado reducir la huella de carbono centralizando, por ejemplo, los envíos de materiales.
