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Lógica en la arquitectura: residencia de personas mayores de Oleiros

Cuando cada una de las zonas de un edificio, de sus accesos, núcleos de comunicación, habitaciones, aparecen lógicamente en ese momento del recorrido, de forma natural y necesaria; cuando cada estancia está donde intuitivamente se busca; cuando las acciones que ocurren sucesivamente encuentran su transposición espacial en habitaciones adyacentes; entonces hay buena arquitectura.

La residencia para personas mayores en Oleiros (A Coruña), de 4.991m² de superficie y capacidad para 140 residentes, ejemplifica lo que para TCU Arquitectos es la calidad arquitectónica: convertir las condiciones de inicio más restrictivas del proyecto —situación y normativa— en líneas maestras que explicarán su desarrollo, mantener la claridad en su distribución y la limpieza en el detalle constructivo. El estudio ha proyectado un hogar en el que la lógica responde a todas las decisiones del encargo. No solo al interior, a la organización del Plan Funcional y los recorridos, sino también respecto al tejido urbano en el que se emplaza. La residencia actúa simultáneamente como cierre representativo de la Avenida Ernesto Che Guevara, transición del fuerte desnivel de la parcela que ocupa y espacio permeable a la naturaleza en un lugar donde el aire, el mar y la vegetación son protagonistas.

El programa se reparte en cuatro plantas (B+III), más una amplia terraza en cubierta que proporciona un espacio privado al aire libre. La planta baja está ocupada por un amplio parking con capacidad para 62 plazas, servicios generales (lavandería, cocina, vestuarios y almacén) e instalaciones. Se crea con ello un basamento semienterrado capaz de absorber los más de 3 metros de desnivel que cruzan oblicuamente la parcela de noreste a suroeste.

Una de las características de la residencia se encuentra precisamente en la concepción de esta planta: en vez de pensarse como zócalo sólido —solución que habría tenido excesivo peso en la composición, teniendo en cuenta la altura máxima—, TCU Arquitectos ha creado una base discontinua y porosa, asimilable a los apoyos de un hórreo. De ella arrancan tres bloques lineales, tal y como exige la normativa vigente, independientes, transversales a la parcela. Tres unidades autónomas pero conectadas por ligeras pasarelas que hilvanan las zonas comunes de cada una de ellas.

La distribución es claramente perceptible y legible ya desde el vestíbulo, algo que permite una navegación cómoda, segura y autónoma de los residentes por todo el complejo. Esta característica se vuelve de vital importancia al tratarse de un equipamiento geroasistencial. Además, se han seguido los preceptos que propone la Atención Centrada en la Persona y, precisamente de ahí, emana la decisión de plantear Unidades de Convivencia. Cada una de ellas, contenida en un bloque, se ordena homólogamente: cabecera ocupada por espacios comunes, públicos y diáfanos, mirando a la Avenida, seguida del paquete de habitaciones, dobles e individuales, y un distribuidor entre ambas zonas, actuando como filtro entre lo público y lo privado.

El acceso general se produce —de nuevo, lógicamente— en la confluencia de la Avenida Ernesto Che de Guevara con la de Romardeiro —el punto urbanísticamente más relevante—, a través de la cabecera del bloque número 3. En este nivel, la unidad alberga el área de administración, rehabilitación y servicios médicos. Esta última destaca por su buena dotación, que cuenta con sala de curas, despacho médico, baño geriátrico y cuatro habitaciones con siete plazas. El hall de entrada da paso a un agradable recorrido articulado por entradas de luz a ambos lados y vistas sobre la planta baja. Los Bloques 1 y 2, ocupados exclusivamente por habitaciones, se extienden perpendicularmente en dirección sur. Este esquema se repite en la planta segunda y tercera, haciéndose extensivo al Bloque 3. Las Unidades de Convivencia tienen una ocupación de 21, 15 y 16 usuarios por planta respectivamente. El porcentaje de habitaciones individuales es de 31,4%. Por último, el edificio cuenta con una cubierta jardín transitable, principalmente destinada al uso recreativo de los residentes. Esta quinta fachada eminentemente verde, gana profundidad gracias al plano de planta baja, con lienzos aterrazados y arbolados.

La calidad arquitectónica de la residencia se demuestra integral al haber conseguido la calificación de Excelente en el Certificado BREEAM ES, un marchamo de garantía constructiva, social y económica. Además, el diseño de las Unidades de Convivencia en bloques diferenciados satisface, sin necesidad de roturas interiores, los requerimientos de sectorización para incendios, así como de aislamiento por zonas en caso de emergencia sanitaria. Una correspondencia perfecta entre forma y función, una lógica que atraviesa todo el proyecto.

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