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Shigeru Ban, el arquitecto del equilibrio

Texto: Mónica Tostado

Más de una década después de su primera participación en Hay Festival de Segovia, Shigeru Ban —arquitecto ganador del Premio Pritzker de 2014 y archiconocido por sus trabajos y diseños— ha vuelto este año (vía telemática el pasado 17 de septiembre) para hablar de algunos de sus más recientes proyectos, y de parte de su filosofía de trabajo.

En primer lugar, el arquitecto presentó algunos de sus últimos proyectos: edificios como el Museo de Arte de Tainan, en Taiwan; las oficinas y salón de conferencias de Swatch y Omega en Suiza; el complejo deportivo Haesley Hamlet en Corea y, por último, unos sofisticados aseos públicos transparentes en Tokio.

La mayoría de ellos tienen en común, de una manera u otra, el uso característico, que desarrollan el arquitecto y su estudio, de la madera como material principal. También habló más brevemente de los sistemas de partición y refugio, elaborados a partir de papel, cartón y madera desarrollados para dividir espacios más grandes y conseguir albergar grandes números de personas, en conflictos o tras catástrofes provocadas en gran parte por el cambio climático. Además, estos sistemas han sido utilizados en los últimos meses como método de división, para mantener la privacidad de los usuarios en centros de vacunación contra el covid-19.

Aunque obviamente esta parte fue interesantísima, en su intervención desde su casa de Japón, lo más inspirador de su ponencia fueron las respuestas a las preguntas que le plantearon Martha Thorne y David Goodman (decanos de IE School of Arquitecture and Design) sobre su formación como arquitecto, sus primeros años en la profesión, sus influencias y sus proyectos en un futuro próximo. Ban reconoció que en sus primeros años se inspiró en el trabajo de Buckminster Fuller y Frei Otto y la arquitectura tradicional japonesa. Asimismo, afirmó que sus ganas iniciales para ser arquitecto se basaban en conseguir un estilo propio, no hacer una arquitectura de “modas” copiando de aquí y de allá, lo que finalmente le ha llevado a diseñar edificios en los que prima el énfasis en la estructura y los materiales, sin olvidar por supuesto el objetivo de encontrar siempre un equilibrio entre el respeto por el entorno, la naturaleza y las necesidades y deseos del cliente.

También fue preguntado por cómo llegó al diseño de estructuras temporales que sirviesen como hogares y refugio tras catástrofes, como la de Haití en 2010. Su respuesta: “siempre veía que mis compañeros arquitectos parecían trabajar únicamente para gente rica y poderosa. Yo quise usar verdaderamente mi trabajo de arquitecto como vehículo para ayudar a la gente diferente, personas con problemas, sin casa o con problemas relacionados con la habitabilidad”. Sin duda, algo que nos debería hacer reflexionar a todos.

Por último, avanzó que están trabajando en el estudio de la aplicación de la fibra de carbono en las estructuras para sus proyectos, ya que este material es aproximadamente cinco veces más resistente y fuerte que el acero, pero mucho más ligero, ofreciendo así beneficios de transporte, almacenamiento y montaje. Ya se desarrolló con estas características un pabellón temporal que se iba a localizar en Zúrich, el cual tenía la gran ventaja de poder ensamblarse rápidamente sin la necesidad de profesionales especializados, además de ser ligero y poderse almacenar de manera fácil cuando no se usase. Finalmente, no se empleó para el fin propuesto y está planeada su próxima reubicación en Segovia, en el campus universitario de la ciudad —aprovechando que ya está hecho pero evitando su abandono—. Ya que, como reconoció Shigeru Ban, para concluir su intervención: “odio malgastar el material”. Gran pensamiento que refleja la filosofía y la manera de hacer que transmite en sus edificios y proyectos.

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