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Un coworking amable: bienvenidos a la manera de trabajar del siglo XXI

Texto: Mónica Tostado

Alfama Madrid es más que un coworking, es algo más que un espacio de trabajo o unas oficinas al uso. Es la evolución del concepto pero en clave apetecible, es una auténtica llamada a la acción. Inaugurado a finales de 2019 y ubicado de manera estratégica en el corazón de la capital, en un edificio del siglo XIX, el estudio Lipa Architects le ha dado la vuelta a un cascarón tradicional, típico en la arquitectura del centro de la ciudad de Madrid, y ha conseguido aprovechar cada pequeño rincón para sacarle el máximo partido, actualizando un local decimonónico para traerlo a pleno siglo XXI.

Además de espacios para trabajar, completan el proyecto varias estancias de tamaños diferentes para reuniones, eventos, presentaciones de marcas y demás usos (infinitos) polivalentes. Todo bajo la batuta de un agradable tono rosa.

Sí, rosa, ese rosa llamado milenial o centennial que abraza, abandera y unifica a las nuevas generaciones. Acompañado de mobiliario diseñado ex profeso por los arquitectos, teniendo muy presente las instalaciones de iluminación y ventilación necesarias en espacios como los que nos ocupan y, sobre todo, primando la conectividad tan necesaria en el trabajo y en la vida personal y social. Con un deseo profundo además: convertirse en auténticos catalizadores de marcas, proyectos y gente creativa que quiera hacer de Alfama su “campamento base”.

Distribuido en dos plantas, el proyecto se divide en un nivel a pie de calle, con espacios más preparados para el trabajo unipersonal, y un nivel inferior, con estancias más amplias que permiten trabajo o reuniones de tipo colectivo. Sin embargo, todos tienen con una misma filosofía en común: generar relación entre los diferentes tipos de habitáculos y usuarios, compartir más o menos privacidad y generar una serie de sinergias entre todos —usuarios y espacios—, que enriquecen más si cabe la actividad que pueda desarrollar cada uno por sí solo, aumentando los diferentes potenciales.

Desde el principio, uno de los principales objetivos de la imagen que quería transmitir Alfama era tener un impacto visual para servir como atractivo a gente emprendedora, creativa y dinámica, acordes al proyecto en sí y sus creadores. Uno de los protagonistas que consigue este impacto —y además como antagonista del rosa protagonista que marca la pauta del pantone general— aparece en el nivel bajo suelo, un fantástico espacio diáfano cubierto por una bóveda de cañón que se ha mantenido con el ladrillo visto original típico de la construcción de finales del siglo XIX en Madrid. Acompañando a este espacio en bruto, y a su vez diferenciándose de él, aparecen otra serie de materiales pensados para el confort de los usuarios: madera de abedul, pavimento realizado con plásticos reciclados, celosías de chapa perforada y, cómo no podía ser de otra manera, un vidrio rosado que da ese “punto” amable, suave, junto con las formas redondeadas y curvilíneas de mobiliario, núcleo de escaleras… pero sin olvidar aplicar la funcionalidad que debe primar en un espacio de trabajo compartido. Bienvenidos a la manera de trabajar del siglo XXI.

Uno de los principales objetivos de la imagen que quería transmitir Alfama era tener un impacto visual para servir como atractivo a gente emprendedora, creativa y dinámica

Estilismo: Cristina Fernández

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