fbpx
InicioDestacadasDesde la mismísima Roma y directo a la mesa

Desde la mismísima Roma y directo a la mesa

Quien haya paseado por el madrileño barrio de Lavapiés habrá podido oler el delicioso aroma que desprende la pizzería López & López. Tanto éxito tienen sus pizzas que han decidido llevar la marca al barrio de Malasaña bajo la firma del estudio Arquitectura Invisible.

El interiorismo de este espacio trae consigo un viaje a Roma, al estilo del Renacimiento. No hay que olvidar que Italia es el origen de lo que conocemos a día de hoy como restaurante. Porque fue ahí donde se reactivaron este tipo de negocios cuando alguien, en el siglo XVIII, decidió escribir a las puertas del suyo “venid a mí todos aquellos cuyos estómagos clamen angustiados, que yo los restauraré”. Y de ahí el término restaurante.

Pero su auténtico origen se remonta a la época romana. Los romanos eran muy amantes de comer fuera y la comida preparada se servía en unos mostradores con hornacinas que permitían conservar los alimentos. Una vez atravesabas este mostrador, accedías al comedor o triclinio que, a veces, contaba con un viridarium o jardín cerrado. La distribución de López & López conserva esta misma estructura: mostrador/ take away en la entrada y comedor/patio al fondo.

Entre el mostrador y el comedor, el motor del proyecto: ¡el pizzero! Este taller constituye el corazón del restaurante, todo gira a su alrededor. El espacio lo organiza y lo acota él. Camarero, comensal y pizzero se relacionan a través de él. Su formalización se realiza mediante la misma artesanía que se utiliza en todo el local: acero, barro, cal y madera envuelven el espacio tan naturalmente como natural es la masa con que se elaboran las pizzas. Los materiales y soluciones se abordan imitando la frescura y transparencia con que se elaboran las propias pizzas. El ladrillo artesanal, la cal, el barro y el hormigón son usados del mismo modo en que se hacía en época romana: con gran sencillez y rotundidad.

Los pavimentos dibujan con barro opus spicatum y reticulatum, recordando los mosaicos de las calzadas romanas y subrayando a su vez los espacios. Por su parte, la madera para todo aquello que es tocado con las manos, baldas, platos y mesas, se recupera de antiguos andamiajes de madera de abeto, mientras que el acero, negro o inoxidable, simplemente cose el resto de materiales.

En sus paramentos, unas ventanas en madera y ladrillo, aparejado “a la madrileña”, hacen ser conscientes a Arquitectura Invisible del edificio original, pudiendo recrearse en el detalle de su construcción. Cabe destacar las luminarias de barro —inspiradas en la vajilla romana y elaboradas por los artistas Julio Tijero y Alejandro Lucadamo— que aportan carácter por su diversidad y esmero, así como calidez a cada mesa.

El ladrillo y la madera constituyen sobriamente el mueble de trasbarra que construye ambientalmente la entrada. El ladrillo, apilado y rotado respecto de su eje longitudinal, construye una cremallera sobre la que ir apoyando de forma versátil las baldas de madera, según se vaya necesitando. Es de señalar las mesas comunales en la zona más dinámica, frente a la barra, así como las mesas de grupo para la zona de mayor intimidad. En esta línea, los pies de mesas no interrumpen el espacio bajo la mesa para que el comensal se pueda sentar a comer con total comodidad.

El techo del comedor del fondo lo cubre una estructura de madera que se inspira en los tendederos donde se extiende a secar el trigo, ingrediente fundamental de la gastronomía de López & López. La envolvente de este mismo espacio incluye unas celosías de ladrillo macizo elaborado de forma artesanal, que tienen la vocación de ampliar el espacio y otorgarle sensación de patio trasero o viridarium donde reside el comedor o triclinio.

Finalmente, la fachada, con arcos de medio punto en sus contraventanas, dibujan con delicadeza los accesos a la pizzería, invitando al paseante a colarse a través. En paralelo, sus posibilidades de movimiento aportan dinamismo a esta pieza que sirve de comunicación con la calle, pudiendo así dialogar con sus transeúntes. Su cierre, al estilo del de toda la vida, da seguridad a sus propietarios a la hora de cerrar.

1
artículos relacionados