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Dinamismo, ligereza y frescura: así es lo nuevo de Morph Estudio

La propuesta de Morph Estudio intenta crear un oasis en una de las zonas más densamente construidas, y con más cantidad de tráfico, de Madrid. Para ello, ha destilado poco a poco varias ideas que surgen de materializar el programa dado con la mejor vivienda que busca la eficiencia energética y el confort, incorporando un componente importante de la sostenibilidad que conecte estos hogares con la naturaleza. Todo ello creando una verdadera integración de la vegetación con las zonas más representativas de cada vivienda, mejorando de forma sostenible las condiciones microbioclimáticas de la zona, así como la calidad del aire, y proporcionando una frescura y olor que nos conecta con nuestro interior animal.

Las zonas comunes han sido especialmente cuidadas en su diseño, consiguiendo ofrecer un amplio abanico de posibilidades de ocio a sus usuarios. El resultado ha sido un anticipo de los dos requeremientos más demandados en el contexto actual: terraza como zona exterior y aire limpio por la vegetación.

El edificio está compuesto por 135 viviendas distribuidas en dos portales y con fachada a una calle. También 135 trasteros y garaje-aparcamiento para 135 plazas. La tipología edificatoria es la de bloque abierto, adosado en uno de sus extremos que deja un espacio libre privado en la zona posterior de la parcela, en el cual se proyecta una zona estancial ajardinada y piscina. La edificación consta de diez plantas sobre rasante y tres plantas bajo rasante (incluyendo la planta de acceso). Todas las viviendas cumplen las condiciones de vivienda exterior y la planta baja se destina íntegramente a viviendas.

La forma del edificio, en todas sus escalas; el dinamismo de la fachada; las terrazas y sus sombras; así como la vegetación, convierten a este edificio en un hito de su entorno.

MK BOSQUE DE ATOCHA 06

La generación del proyecto fue como un juego de dominó: los petos sencillos y acentuados dieron paso a unas formas paramétricas con una volumetría que fue enriqueciendo la imagen del edificio, así como las jardineras que permitirían un bosque vertical. Se desarrollarían las zonas comunes, cada una de las viviendas y se siguió puliendo la fachada con esmero. El estudio encontró en Ponce un magnífico aliado que con su sistema de piezas prefabricadas en fachada, colaboró de manera que las formas construidas fueran fidedignas al proyecto. Meses después de haber finalizado la obra, y a la espera de que la vegetación vaya ganando protagonismo, la obra construida no defrauda y es objeto de inmensas fotos de gente que pasea por Atocha.

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