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Premio al mejor proyecto de un estudio español en el extranjero para el Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana de Barozzi Veiga

Proyectado por Barozzi Veiga, el Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana ha sido galardonado con el Premio NAN al mejor proyecto de un estudio español en el extranjero (categoría patrocinada por Sika España).

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El museo se sitúa en el corazón de la ciudad suiza, generando un nuevo distrito cultural en una antigua zona ferroviaria, actualmente en desuso. El proyecto propone un plan maestro para los tres museos principales de la metrópoli: el Museo de Bellas Artes, el Museo de Diseño Contemporáneo y Artes Aplicadas y el Museo del Elíseo. Como estrategia urbana, se implementa un nuevo vacío estructural, una plaza pública alrededor de la cual gravitan los nuevos museos. Las recientes arquitecturas se convierten, de este modo, en el marco de la vida urbana de la ciudad y en los contenedores del nuevo centro de arte público de Lausana. En el caso del Museo Cantonal de Bellas Artes, se sitúa en el borde sur, como un volumen monolítico longitudinal, paralelo a los rieles del tren. El proyecto lleva y expresa la memoria del lugar, haciéndose eco de la antigua condición industrial con formas pragmáticas, geometría rigurosa y líneas duras y nítidas, a lo que se suma la preservación de fragmentos específicos. El diseño conserva parte de la sala original y la transforma en la pieza central del proyecto. La antigua ventana en arco se convierte en la principal protagonista de la fachada del edificio desde la vía férrea y, una vez dentro del vestíbulo, revela su rol como componente indispensable a la hora de estructurar los espacios del nuevo edificio. El museo está organizado en tres pisos conectados por el vacío continuo del vestíbulo que estructura la circulación.

Controlando exhaustivamente los rayos de luz

El edificio ofrece dos fachadas, una opaca hacia el sur y otra más abierta hacia el norte, dialogando con la nueva plaza. La exposición a la luz de la fachada norte se ve minimizada por las aletas verticales profundas entre las que se perforan ventanas altas y grandes. Estas están diseñadas para evitar que la luz solar directa entre en las zonas sensibles a la luz del edificio. El piso superior está iluminado naturalmente desde cobertizos modulares orientados al norte diseñados para filtrar y ajustar la luz solar. Los cobertizos poseen un sistema interno de persianas para permitir un control meticuloso de la cantidad de luz que entra en las habitaciones, así como la posibilidad de una atmósfera atenuada. Las fachadas de ladrillo evocan la historia industrial del sitio y ofrecen una textura, un patrón vibrante para el monolito. En la plaza, el ritmo de las persianas verticales rompe la masividad del monolito y revela las aberturas. Por la noche, las persianas sirven de lienzo para difundir la luz procedente del museo, transformando la fachada en la plaza.

El piso superior está iluminado naturalmente a través de cobertizos modulares orientados al norte, diseñados para filtrar y ajustar la luz solar

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