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Un poderoso conjunto unitario

Estudio: E. Bardají & Asociados

La rehabilitación integral del edificio de viviendas situado en la calle Ayala 63, en el madrileño distrito de Salamanca, ha sido un reto desde el punto de vista constructivo y también arquitectónico, teniendo en cuenta el fuerte carácter decorativo y plástico del edificio. El edificio fue construido en 1908 por el arquitecto Francisco Pérez de los Cobos con claras influencias modernistas, nacidas bajo el calor de la Exposición General de Bellas Artes de 1904 en Madrid. En cuanto a los logros constructivos, el edificio utiliza con maestría avances de aquellos años. Es importante también señalar que el forjado de planta está ejecutado mediante estructura metálica de perfiles de acero con uniones roblonadas.

El sistema estructural del edificio está resuelto con muros de carga de fábrica de ladrillo de dos pies de espesor en las fachadas

El programa original del edificio se desarrollaba en planta baja (cuya cota está entre metro y medio, y dos metros por debajo de la calle) y cinco plantas destinadas a una vivienda por planta, situándose en ático un lavadero y las zonas de tendido de ropa. Se ha desarrollado una intensificación del número de viviendas por planta llegando a un total de 17 viviendas. Las dos plantas superiores están ocupadas por una vivienda dúplex y una casa en planta sexta. Todas tienen ventanas exteriores a la calle y dos de ellas por planta al patio. En la planta baja se sitúa el portal y las zonas comunes del edificio que albergan un gimnasio, una piscina cubierta con sauna y un jardín en el patio interior.

Arquitectónicamente el edificio tiene una potente imagen, con tres volúmenes resueltos con miradores de hierro y cristal en el chaflán y los extremos. Originalmente estos miradores se remataban con unas cúpulas semiesféricas según planos del Archivo de la Villa y en el Plan Especial se había ya previsto su recuperación. Los balcones enlazando varios vanos o individuales cuentan con la decoración tan característica de cerrajería, cornisas, ménsulas y antepechos siguiendo las corrientes modernistas belgas que tuvieron en Madrid una corta utilización. Como remate del edificio una balaustrada curvada recorre y enlaza los miradores. Los huecos de fachada quedan protegidos por unos fraileros metálicos exteriores y mallorquinas al interior.
El sistema estructural del edificio está resuelto con muros de carga de fábrica de ladrillo de dos pies de espesor en las fachadas y un pie o medio en las plantas superiores de un muro intermedio. Este elemento de carga central se apoya en una doble viga metálica que descansa en cinco pilares de fundición. La viga está roblonada y resuelve estructuralmente también el chaflán, empotrándose en sus extremos en la caja de escalera y el muro medianero original. La escalera cerrada en su perímetro con fábrica de ladrillo recibe las bóvedas a la catalana que van configurando los tramos de escalera. El forjado está formado por una interesante estructura metálica que se despliega como un abanico en el chaflán. Los perfiles optimizan su sección empotrándose en los extremos y el centro, incluso los de la calle resuelven los voladizos de balcones y miradores. El conjunto de fachadas y elementos portantes se apoyan sobre la cimentación resuelta con fábricas de ladrillo de gran espesor.

El forjado está formado por una interesante estructura metálica que se despliega como un abanico en el chaflán

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