fbpx
InicioAA Noticia principalÁbalos + Sentkiewicz: "Nuestros proyectos están más basados en experiencias que en...

Ábalos + Sentkiewicz: «Nuestros proyectos están más basados en experiencias que en lo puramente visual»

Se alejan del detalle para concebir espacios en los que prime la proporción, la luz, la orientación y la relación con el exterior, teniendo presente en todo momento el modo de habitarlos. Iñaki Ábalos y Renata Sentkiewicz no quieren ser meros decoradores de volúmenes interiores, su arquitectura va más allá. Las paredes de la sala en la que nos reciben están engalanadas con nuevos proyectos, como el que están llevando a cabo en Seúl sobre renovación urbana. Encima de su mesa de trabajo, unas viviendas sociales en Valencia son ahora su mayor prioridad.

montaje protagonistas

¿Cómo concebís la profesión y dónde creéis que está el foco de atención?

Renata Sentkiewicz. Si analizamos el trabajo de nuestro estudio, fijaría la mirada en todo lo que esté relacionado con la energía y la termodinámica. Es un tema que se trata fuera de la profesión a base de prótesis que se añaden al edificio, y consideramos indispensable llevarlo y entenderlo dentro de la disciplina. En esta línea, debemos focalizarnos en tres conceptos clave —forma, materia y flujo del aire—, y recuperar la parte de diseño que no solo son volúmenes exteriores, sino también los interiores. La propia materia y geometría de los espacios recrea un clima interior mucho más saludable e interesante desde el punto de vista de la propia experiencia. Como arquitectos, nuestra función es crear equipos y dar respuestas a los problemas generales, no ser puramente decoradores.

¿Qué les depara a los ciudadanos y al entorno en el que habiten? ¿Cómo se van a resolver estos problemas que mencionáis?

Iñaki Ábalos. No se trata de una moda o una estética, sino de una demanda absoluta —social y política—, de proteger nuestro planeta, de ser conscientes del cambio climático e ir tomando medidas al respecto. No creo tener una bola de cristal si digo que es un tema que está dentro de la profesión y, por ello, son necesarias las sinergias del mercado, los productos y los arquitectos. No es tan difícil tener unos conocimientos y aplicarlos hoy en día, hay muchos más medios para medir y calibrar.

El cambio tecnológico vendrá, pero también el cultural y artístico, y eso exige entender de otra manera la forma, la materia y el flujo del aire anteriormente mencionados. Todas las arquitecturas vernáculas, desde millones de años atrás, han hecho maravillas con recursos mucho menores de los que disponemos nosotros, utilizando de manera excepcional materiales, forma, tipologías y ventilación de edificios, sea un iglú en Alaska o una casa marroquí en un clima caliente. Han cambiado los medios de producción, las escalas, los programas, los materiales… El objetivo ahora es recuperar el control, la autoridad, y ser constructores de espacios con calidad ambiental.

Habéis hablado de cambio cultural. Teniendo en cuenta que una de vuestras sedes se encuentra en Shanghái, ¿cómo es trabajar en un país tan diferente?

IA. Es indudable que tienen más problemas pero, por eso mismo, más urgencia y capacidad de resolverlos. A día de hoy, es probable que uno de cada dos metros cuadrados se construya en China, es la población con más actividad constructiva del mundo.

La cantidad hace más que sumar, hace saltos cualitativos: cuando quieres mover 250 millones de personas del campo a la ciudad en cinco o diez años te ves obligado a reinventar los sistemas constructivos. Y, en ese sentido, están avanzando a pasos agigantados.

C 201305031 C07 %E9%B8%9F%E7%9E%B0%E5%A4%9C%E6%99%AF02 %E5%8F%B2%E4%B9%BE%E5%87%AF %E7%8E%8B%E9%B9%A4
Museo de Arte Contemporáneo. Zhuhai, China. © Jin Shang Animation

¿De qué manera perciben la trama urbana?

IA. Para la cultura tradicional china, el parque es un espacio muy importante en el que agua y naturaleza juegan un papel determinante. En el caso de Shanghái, el río es el gran espacio público, y lo están tratando con un mimo y unas subvenciones increíbles. En realidad, la ciudad es como un patchwork debido a la concesión inglesa, la japonesa, la francesa… Dentro de ella, es como si hubiese pequeñas ciudades, desde la más tradicional hasta la zona más social en la que se encuentran barrios muy monótonos.

RS. En los últimos años se han preocupado mucho por su historia y memoria. China tienen unas políticas muy centralizadas y son capaces de introducir una ley de un día a otro.

Sin movernos de Shanghái, en el ámbito religioso, destaca vuestra iglesia en el distrito de New Bund, ¿por qué es tan singular este proyecto?

IA. En China, por lo general, la iglesia se ha difundido en el ámbito rural y, por primera vez en Shanghái, el propio gobierno ha sido el que ha promovido este espacio en un nuevo barrio cerca del aeropuerto que permite mostrar su apertura cultural. Nos enfrentamos a un sitio complicado con infraestructuras por arriba y por abajo, además de ser muy estrecho, condicionando así su forma.

Ubicado cerca del río, es el intento del gobierno de hacer una ciudad entera con una zona de oficinas, otra de equipamientos, una parte de polideportivos, escuelas… Lo que más nos interesaba desde el estudio era ligarnos al espacio público, por lo que se ha buscado que la iglesia continuase el parque ya existente. Ha sido una experiencia de aprendizaje de la cultura oriental y local, entendiendo el papel importante que juegan los espacios espirituales en una sociedad muy material.

Regresemos a España y centrémonos en proyectos desarrollados aquí. ¿En qué estado se encuentra la Estación de Alta Velocidad en Logroño?

IA. Estamos acabando la segunda fase. Hemos conseguido hacer un proyecto de este calibre gracias a un gran equipo: el éxito estaba en ajustarse al presupuesto, aunque solo fuera para marcar la diferencia. Toda la historia del nuevo ferrocarril español está llena de sobrecostes. Además, no podemos pasar por alto el parque público en la cubierta, que se convierte en una especie de colina y abraza la estación de autobuses y trenes. Cuenta con un manto vegetal en la cubierta que anula las radiaciones negativas en verano y está ventilado. Funciona pasivamente al 100 %.

No se trata de un proyecto aislado, sino punto de arranque de un nuevo proyecto urbano, ¿en qué se traduce esto?

IA. Una vez que se soterran las vías, lo que antes era un muro que dividía socialmente la ciudad, se convierte en un aglutinante. A ello se suma que, prácticamente, todo lo que es nueva residencia en la ciudad se está construyendo alrededor. Urbanismo, arquitectura y paisajismo se combinan.

“Nuestro ideal es que alguien que visite nuestro edificio se vaya con una experiencia positiva, que te enaltezca esa arquitectura sin saber bien porqué”

¿Qué materiales se han empleado en este encargo?

IA. Las estructuras son de acero y hormigón. Hemos utilizado unas lamas de aluminio para interior y exterior y unos suelos de una cerámica especial antideslizante que brilla y, con el paso, marca el movimiento. En una estación nuestro interés siempre ha sido que la arquitectura estuviese viva.

RS. En el caso del mencionado suelo cerámico, se trata de cuadraditos relativamente pequeños que, en una escala tan grande como una estación, te acercan la escala más humana, te acompañan. Además, es un proyecto pionero, ya que el planeamiento urbano, que normalmente se hace sobre plano en dos dimensiones, aquí se ha hecho en tres cotas. Hemos luchado por conseguir que el resultado fuese interesante en sus distintas escalas, micro o macro.

En el tema residencial, ¿qué esquema seguís?

IA. En el mundo entero existe un prototipo prácticamente idéntico: la casa de dos dormitorios de entre 60 y 80 metros cuadrados. Pensar cómo eso se organiza, la privacidad, los espacios públicos, la relación con el exterior, la ventilación, el confort, la belleza de las ventanas y las vistas… Es pensar y diseñar el marco en el que la gente crece, se desarrolla y vive. Y parece que no, pero la arquitectura afecta y, sobre todo, educa.

¿Cómo entendéis la vivienda social?

IA. El acceso a la vivienda está en la Constitución, y sigue habiendo grandes problemas de déficit de calidad. Parece todo triste, repetitivo, hay una imagen asociada que nos parece odiosa. El compromiso con la vivienda social conlleva darle dignidad, igualarla y no hacer grandes diferencias. Cuentas con dimensiones más pequeñas, tienes que utilizar con más cuidado los materiales, pero nos gusta resaltar la idea de que puede tener unos temas compositivos y formales interesantes.

RS. Y también cómo jugar con el presupuesto para ser pragmáticos, saber dónde realmente puedes añadir un plus dentro de un presupuesto limitado.

¿Qué proyecto de todos los que habéis llevado a cabo es vuestro ojito derecho?

RS. Uno de mis favoritos es el proyecto PLANTA para la Fundación Sorigué, una aventura curiosa ya que está dentro de una gravera, en una posición que conecta la cantera y la topografía original. Consiste en un museo para la colección de arte contemporáneo de la institución. Fue una investigación relacionada con construir un museo solo con el material a mano, el hormigón, y hacerlo 100 % pasivo, con demandas altísimas de estabilidad higrotérmica.

IA. Yo me decanto por el Centro de Ocio de Azuqueca de Henares, en Guadalajara, un pequeño pabellón bajo, orientado al sur, que no tenía casi ni programa. Es un proyecto que aúna lo social, lo termodinámico, la simplicidad, no buscar algo muy barroco.

¿Cómo definiríais vuestros edificios?

RS. Nos caracterizamos por la ausencia de detalle, apostando por espacios en su proporción, prestando atención a la luz, la orientación, la relación con el exterior. Son proyectos que están más basados en la experiencia que en lo puramente visual. Nuestro ideal es que alguien que visite nuestro edificio se vaya a casa con una experiencia positiva, que te enaltezca esa arquitectura sin saber bien por qué.

artículos relacionados