El periódico The Guardian ha seleccionado a la Terminal 4 (T4) del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas como una de las 25 mejores obras de la arquitectura del siglo XXI. Finalizada en 2006 de la mano de los arquitectos Richard Rogers y Estudio Lamela, se ha convertido en un referente de la arquitectura mundial de las últimas décadas.
El rotativo británico —en un amplio artículo firmado por Oliver Wainwright, su crítico de arquitectura— destaca que la T4, a quién sitúa en el puesto 18º de esa clasificación, consiguió “un raro logro: un aeropuerto del que no estás desesperado por escapar”. Al contrario: “desde su techo de bambú suavemente ondulado pasando por un bosque de columnas que se ramifica siguiendo los colores del arco iris hasta las grandes aberturas circulares, que llevan la luz del día a sus niveles más bajos, proporciona un suave bálsamo relajante para el estrés de los viajeros internacionales”, observa el periódico.
The Guardian también remarca la brillante relación entre la luz y el sonido. “[La Terminal] diseñada por Estudio Lamela tiene una calidad relajante que resulta difícil de transmitir en fotografías. Desde la suave acústica hasta la misericordiosa falta de iluminación fluorescente”, explica el periódico.
Desde un punto de vista organizativo, la T4 está definida por tres edificios. En primer lugar, un aparcamiento de vehículos de 310.000 m2, con capacidad para 9.000 plazas. A este se suma un Edificio Terminal de 470.000 m2 para los vuelos nacionales y Schengen (aquellos destinados a países de la Unión Europa) por el que se distribuyen 175 mostradores de facturación y 38 posiciones de contacto de aeronaves. Por último, el Edificio Satélite (separado de la Terminal unos 2 km) alberga todos los vuelos internacionales y no Schengen de la nueva terminal. Tiene casi 300.000 m2 y 26 plazas de estacionamiento de aeronaves. Junto a la T1, T2 y T3 es capaz de gestionar el movimiento de 70 millones de pasajeros al año.
En la clasificación que efectúa el periódico británico a través de las 25 mejores obras de nuestra era sitúa en los tres primeros lugares (por orden) a la Tate Modern de Londres, firmada por los suizos Herzog & de Meuron, el Grand Parc en Burdeos (Francia), obra de los franceses Lacaton & Vassal y la reforma de los Neus Museum en Berlín (Alemania) del británico David Chipperfield.
“Para Estudio Lamela, que la T4 forme parte de este ranking supone la reafirmación de que la buena arquitectura tiene sentido si es capaz de mejorar la vida de las personas. Esto es uno de los grandes planteamientos que nos guiaron en su día en esta obra: Dar tranquilidad y sosiego en espacios tradicionalmente asociados, como los aeropuertos, al ruido y el estrés”, reflexiona Carlos Lamela, presidente de Estudio Lamela.