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Teresa Sapey en Marsella: una transición entre la ciudad y la naturaleza mediterránea

Encaramado en la cornisa, casi sobre el mar, el renovado hotel nhow Marseille representa la confrontación entre dos universos contrastados: la Provenza, con su luminosidad y su naturaleza, que inspira alegría y simboliza las vacaciones, y la ciudad de Marsella, con la sombra de su desorden, su rebeldía y su orgullo. Epicentro del arte y la cultura, el concepto de este nuevo establecimiento reside en la dualidad entre las aguas que rodean el área; el agua dulce del manantial, construido en una de las paredes originales del hotel, y el agua salada del mar donde cae. Un túnel de experiencias, que depende del camino que el cliente decida recorrer, te lleva a la parte más alternativa de Marsella, los muelles, o la más superficial y conservadora, el pozo.

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Bajo las firmas más creativas

Los arquitectos Claire Fatosme y Christian Lefèvre han sido los encargados de la renovación del hall; del mirador de cristal del segundo piso; y del Sky Bar, en el que una lámpara compuesta por cuatro mil sardinas de acero —realizada para Sciabetti por la artista inglesa Frances Bromley— es la auténtica protagonista. Los pasillos decorados con imágenes de grafitis de las calles de Marsella también llevan su firma; así como las habitaciones, consideradas como un puro himno a la luz y al mar; la suite nhow Penthouse y el spa. “Hemos querido plasmar todas las caras de la ciudad de Marsella a través de sus artistas. Un fresco y animaciones visuales del artista Tristan Bonnemain, grafitis reinterpretados por el diseñador gráfico Guy Bargin y elementos gráficos visuales de Adrien Bargin, aportan a los distintos espacios un carácter local único, inspirador y emblemático”, afirman Claire Fatosme y Christian Lefèvre.

Por su parte, Teresa Sapey ha sido la encargada del diseño de las zonas comunes de la planta baja, como el Cactus Bar, el restaurante, la terraza y los espacios para las reuniones y eventos. La interiorista afirma que ha querido “trasladar las contradicciones y la energía de Marsella a la identidad del hotel, confiriéndole una personalidad única y decididamente marsellesa”. El Cactus Bar, puntualiza, “parece una enorme plataforma submarina situada bajo la roca de la Corniche. Los lavabos tienen forma de jabón de Marsella y sus suelos, que van de azules al verde esmeralda, son fiel reflejo de los colores del mar”. El Tunnel Bar, también bajo su firma, está situado en la planta baja del hotel entre dos aguas: el agua fresca y dulce de la fuente de Roucas Blanc, en la parte original del edificio; y el agua salada del mar, en el que desemboca la primera. Es el paso entre la sombra y la luz, entre la frescura y el calor expresado por la estancia clave de la decoración. Los colores que se eligieron para la decoración del interiorismo tienen un gran impacto en la zona, potenciando el alma mediterránea del hotel. Amarillo, naranja, rojo y azul conviven en este espacio creado para divertir las vacaciones de sus huéspedes.

Con esta reforma, el hotel reafirma su identidad marsellesa, entre tierra y mar, entre ciudad y playa, con un concepto sorprendente y una decoración en línea con la evolución de la ciudad y el carácter disruptivo de la marca.

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