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La arquitecta y diseñadora Charlotte Perriand vuelve a conquistar Barcelona

Las piezas más emblemáticas de la mujer que sentó las bases del diseño moderno aterrizan en Barcelona en la muestra ‘Charlotte Perriand: l’art d’habiter, l’art de vivre’, que podrá verse del 11 de julio al 7 de septiembre de 2018 en Minim Barcelona.

“Lo siento, aquí no bordamos cojines”. Estas fueron las palabras de Le Corbusier a Charlotte Perriand la primera vez que la arquitecta y diseñadora llamó a su puerta. Hoy, laureada como una de las figuras clave de la arquitectura interior moderna, Minim Barcelona (Vía Augusta, 185) acoge con la colaboración de Cassina una muestra con algunos de sus diseños más emblemáticos.

Tradición y vanguardia

Ser mujer y arquitecta en tiempos en los que dicho oficio formaba parte de la lista de actividades asociadas a los hombres fue uno de  los detonantes para que el nombre de Charlotte Perriand (París, 24 de octubre de 1903 – 27 de octubre de 1999) quedara relegado al de eterna colaboradora de sus compañeros Charles-Edouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, o Fernand Léger.

Perriand no solo ha sido y sigue siendo una de las piezas clave de la arquitectura interior moderna y una de sus más fieles impulsoras. Fue también la encargada de vestir los espacios de Le Corbusier – decorados hasta ese momento con objetos que no eran de autoría propia– otorgándoles coherencia gracias al espíritu innovador de la obra de la arquitecta y diseñadora parisina, que se caracterizó por la suma de modernidad, tradición y funcionalidad y un particular interés por el uso de formas orgánicas fruto de su amor por la naturaleza.

Descubriendo a la artista

Pernette Perriand Jacques BarsacEn la exhibición podrán contemplarse de forma conjunta algunos de los proyectos más emblemáticos de Perriand, como los sofás Refolo y Ombra, el sillón LC3 Exemplaire Personnel; las sillas LC7, Indochine y Ombra Tokyo; los taburetes LC9, LC8, Gueridon J.M., Méribel 524 y Berger; las mesas Vetaglio, Table en Forme Libre, Refolo, Plana, Petalo, Accordo, Mexique y Rio; el chaise longue Tokyo, los aparadores Riflesso y Plurima, la estantería Nuage, y el conjunto mobiliario Maison du Brésil, una de sus obras cumbre. Estos diseños siguen editándose a día de hoy por Cassina, única empresa autorizada para su producción, logrando a lo largo de los años implantar una serie de innovaciones técnicas con el fin de pasar de la pequeña producción manufacturada a la fabricación industrial.

Además de estos diseños, se expondrán algunas piezas históricas originales cedidas por la Galería Miquel Alzueta de Barcelona. Completa la muestra una serie de fotografías y material histórico de los archivos personales de Perriand que ayudan a conocer mejor su trabajo.También contaremos con la presencia y participación de su hija y su asistente de durante veinte años, Pernette Perriand, así como de Jacques Barsac, marido de Pernette y autor de diversos libros sobre la figura de la icónica y siempre inquieta diseñadora.

Perriand y Le Corbusier

Si bien su figura es conocida sobre todo por sus regulares colaboraciones con Le Corbusier, la actividad de Perriand no cesó a lo largo de su vida ni durante sus estancias en lugares como Brasil, Japón, Congo, Inglaterra, Nueva Guinea o Vietnam. Hija de una sastre y de una modista de alta costura, no tardó en decantarse por el universo creativo, matriculándose en la École de l’Union Centrale des Arts Décoratif y en la escuela Grande Chaumière. Sus años de formación académica finalizan en 1926 cuando, una vez licenciada y frustrada por lo aprendido, Perriand decide romper por completo con la visión ortodoxa acerca de la artesanía y la creación que compartían ambas instituciones. La inspiración, como en el caso de los grandes artistas, la encontró fuera de los muros de la escuela, en sitios tan insólitos como en la maquinaria de los coches de motor o en las bicicletas que veía por las calles de París.

En 1927, después de que Le Corbusier quedara prendado con el espacio interior de luz, aluminio y cristal de la obra el Bar sous le Toit en el Salón de Otoño –un proyecto de Perriand que materializaba algunas ideas del suizo–, consigue su trabajo más notorio hasta la fecha. Es durante sus diez años como responsable de mobiliario e interiores en el estudio de la Rue de Sèvres de Le Corbusier –del que también formaba parte el primo de este, Pierre Jeanneret–, que Perriand crea algunas de sus piezas más icónicas y contribuye en gran escala a la unificación de arquitectura y funcionalidad interior.

Militar desde el diseño

En medio de un ambiente en el que seguía reinando el gusto por el déco francés de los años 20 y 30, Perriand se lanza a la creación de muebles que escapan de la estética abigarrada de décadas atrás, y que apuestan por un diseño sobrio, formal y en los que la ergonomía y la funcionalidad se antojan factores tan relevantes como el resto.

De esta época datan algunos de sus diseños más sonados, como la Casa de fin de semana (1934), y los sillones LC2 y LC3 o la chaise longue LC4 – estos últimos con autoría compartida con Le Corbusier y Jeanneret–, todos ellos producidos por Cassina, que suponen un significativo cambio tanto fuera como dentro del estudio de Le Corbusier. Un periodo que supondrá el comienzo de una prolífica carrera marcada por un inconformismo hacia el establishment de la arquitectura del momento, una posición que la lleva en 1929 a dimitir del Salón de artistas decoradores y fundar junto con otros miembros como Robert Mallet-Stevens o René Herbst la Union des Artistes Modernes. Los diseñadores y arquitectos militantes de este nuevo movimiento tenían como fin explorar las múltiples posibilidades de los nuevos materiales y técnicas a los que tenían acceso para adaptarlas a una visión actualizada y revisitada de las artes decorativas.

Este no fue sino una de los muchas causas en las que Charlotte Perriand se involucró lo largo de su vida. También su compromiso político hizo de ella la arquitecta social e izquierdista que hoy conocemos. Su deseo de cambiar las cosas desde el propio diseño hizo que para el Salón Arts Ménagers de 1936, proyectara una sala de estar de presupuesto asequible donde ubicar mobiliario al alcance de los bolsillos de las clases medias a las que golpeó la Crisis del 29. En los años siguientes, con la llegada al poder del Frente Popular, Perriand inició una colaboración con el Ministerio de Agricultura, con la creación de espacios en los que la artista y diseñadora recogía las duras condiciones de trabajo del campesinado francés.

Viajes, fotografías y piezas icónicas

Aunque volvieron a colaborar más tarde, Perriand decidió dar por finalizada su etapa en el estudio Le Corbusier, momento en el que emprende un viaje a Japón y Vietnam, donde permanece hasta 1942 y se vuelca en el estudio de la arquitectura de montaña y el uso de materiales más tradicionales, haciendo mayor hincapié en las formas orgánicas y las técnicas locales. Crea entonces su famosa silla Indochine o la chaise longue Tokyo, dos de sus muebles más icónicos que hoy continúan reproduciendo fielmente Cassina.

En su vuelta a Francia, Perriand se vuelca en sus otras pasiones, la fotografía y la naturaleza, capturando centenares de instantáneas durante sus escapadas a la montaña que más tarde constituirían la base inspiratoria de algunos de sus creaciones más rompedoras. En los años 60, la arquitecta materializa una de sus obras más importante y el proyecto en el que confluyen todas sus investigaciones previas sobre arquitectura, prefabricación, industrialización y materiales. Hablamos  del resort “Les Arcs Resort” en Saboya, Francia. Un complejo invernal construido siguiendo tres normas: respetar la zona y el entorno natural, conservar los antiguos chalets de montaña y usar materiales locales. Probablemente el mejor ejemplo de su constante búsqueda y estudio de nuevas formas de habitar.

También en estos años, Perriand crea algunos de los diseños que mejor condensan su savoir-faire, como la banqueta Refolo, la librería Nuage, las mesas Rio, Mexique y Pétalo y los taburetes Berger y Méribel, hoy convertidas en auténticos iconos mundiales. Todos ellos podrán contemplarse este verano en Minim Barcelona junto a otras de sus piezas clave en un recorrido con el que Cassina rinde homenaje a la mujer que cambió el rumbo al diseño, y con la que constata, una vez más, su visión intemporal y revolucionaria.

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