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Escuela infantil del Liceo Francés de Madrid: primer edificio de España con certificado HQE

El proyecto de  la nueva escuela infantil para el Liceo Francés de Madrid diseñada por las arquitectas Berta González y Alegría Zorrilla,  junto al equipo francés Des Clics et des Calques, partió de un concurso internacional. Este encargo supuso la oportunidad de enfrentarse al reto de construir un edificio eficiente que cumpliera con los estándares del certificado HQE (High Quality Environmental) cuyo objetivo es considerar el rendimiento global del edificio y evaluar su impacto desde el comienzo del proceso constructivo hasta la toma de conciencia y participación lúdico didáctica del usuario.

De hecho, es el primer edificio de España que obtiene un certificado energético HQE de excelencia por su eficiencia energética y lo cuidadoso que ha sido el proceso de la obra.


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El diseño de la escuela está basado en los conceptos y principios del método Montessori dotando al espacio de seguridad sin olvidar la libertad para que los niños puedan desarrollarse. Se trata de despertar la sensibilidad por el medio natural desde la fase infantil, las experiencias, el disfrute, son la mejor forma de aprender, de conocer el medio natural, lo que finalmente nos lleva a respetarlo y a valorarlo.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, se han trabajado, tanto en el espacio interior como en los patios de recreo, el uso de los materiales y sus texturas para conseguir un confort sostenible.

Espacios dinámicos

Históricamente el aula ha sido un espacio jerarquizado, rígido, unidireccional y autónomo, que inhibía cualquier posibilidad de libertad o movimiento con elementos como una tarima elevada para el/la profesor/a, un asiento asociado a un pupitre. Este tipo de comunicación no verbal a través del entorno tiene un impacto directo en el modo de aprendizaje del niño.

Se ha entendido el aula como un espacio dinámico transformable, asociado a la tranquilidad, la concentración, pero también al juego a la improvisación, que permita introducir diversas actividades y conectarse con otras aulas para permitir proyectos colaborativos de enseñanza.

Materialidad natural

El método Montessori ya planteaba el descubrimiento de las texturas a través de los materiales de sus juguetes (1912). El tacto, tan importante en las primeras etapas del desarrollo infantil, permite experimentar con los acabados que envuelven el espacio de aula. A través de dicho sentido se estimula el descubrimiento de materiales y texturas diversas.

A través de estos factores han introducido el interés por la materialidad, por el origen y la forma de los materiales que pisan, tocan, y respiran. Materiales sobre los que saltan, escalan, se reúnen, corren o duermen.

Los pavimentos de las aulas están formados por superficies de linóleo, un pavimento de origen natural que conforma una superficie lisa, suave y blanda para desarrollar las actividades diarias. Por otro lado, las superficies que funcionan como absorbente acústico están formadas por paneles a base de fibras muy finas de lana de madera procedente de coníferas. El mobiliario de madera de abedul y las pantallas de hormigón visto y el espacio vegetal capturado en los patios, completan la paleta de texturas de las aulas.

Relación amable con el entorno

Entendiendo el campus verde en el que se integra la escuela infantil se organiza en tres volúmenes bajos para adaptar su escala a los niños a la vez que mantiene la coherencia formal con el resto de edificios docentes del centro, de ellos toma la modulación en fachadas de aulas que permite simplificar los procesos prefabricados de la obra. 

El volumen central de la escuela lo configura una envolvente de escamas contrapeadas de aluminio que constituye el elemento identitario del edificio, dentro del complejo del Liceo. Esta piel genera una fachada vibrante de reflejos y sombras que se transforma a lo largo del día, y entra en relación con las copas de los árboles próximas. A su vez genera espacios intermedios que permiten la expansión de actividades del centro al exterior.

Se ha buscado una conexión directa con el exterior de los distintos espacios, así la biblioteca y sala polivalente se despliegan en el entorno exterior pero protegido del sol que configura una cubierta textil y la celosía.

Las aulas se conectan de forma directa con patios o corredores exteriores y huertos. Se ha introducido también un sistema de pequeños patios en relación a las aulas, que buscan la integrar el mundo vegetal dentro de estas y facilitan la percepción de los cambios estacionarios. En el aula el uso de materiales en pavimentos de color similar a la tierra compactada de los patios, busca también vincular materialmente estos dos ámbitos complementarios en el desarrollo del aprendizaje del niño.

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