El cielo no tiene límites, y en Manhattan menos aún. The Big Bend pretende irrumpir en el skyline newyorquino para romper con todo lo creado anteriormente en la ciudad que nunca duerme. Este proyecto, llevado a cabo por la firma arquitectónica Oiio Studio, todavía se encuentra en su etapa de propuesta, pero podría convertirse en realidad si su fundador, Ioannis Oikonomou, encontrase inversionistas interesados en la construcción del mismo.
Bajo la premisa de poder sustituir altura por longitud y con la clara intención de lograr doblar su estructura, este nuevo rascacielos en forma de U contaría con 1.220 metros de longitud, situándose así como el más largo del mundo con este diseño y superando, de este modo, a Burj Khalifa en Dubai, el cual posee 829 metros de altura y es considerado, a día de hoy, el edificio más largo del planeta. “¿Y si nuestros edificios fueran largos en lugar de altos?”, proponen desde el estudio.
Uno de los retos más importantes que se plantearon los arquitectos de este edificio en los inicios del proyecto fue cómo poner solución al complicado entramado que conlleva la movilidad dentro del mismo. Sin embargo, y tras un exhaustivo estudio, sus responsables han creado un ascensor que se puede desplazar en curvas, horizontalmente y en continuos bucles. Este innovador sistema de cambio de vías permite la conexión horizontal de dos ejes en la parte superior e inferior con la intención de crear un circuito continuo.
Su forma, de U invertida, pretende evitar el problema de suelo que existe en la ciudad de Nueva York por culpa de las estrictas leyes sobre el límite de altura de los edificios. De llevarse a cabo, el coste del Big Bend se elevaría hasta los 12.000 millones de dólares, y albergaría apartamentos residenciales, oficinas y hoteles en su interior. En lo que respecta a su ubicación, se localizaría en el lujoso barrio Billionaire’s Row, mirando hacia el pulmón de la Gran Manzana, Central Park.
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