Pich-Aguilera acaba de finalizar la construcción de dos bloques de viviendas sociales en el barrio de Gracia de Barcelona. El estudio liderado por los arquitectos Felip Pich-Aguilera y Teresa Batlle ha conseguido responder a las necesidades del proyecto, consiguiendo una certificación energética B, la máxima calificación que puede obtener un edificio de sus características sin una alta producción de energía renovable.
Fotos: Simón García – arqfoto
El proyecto, obra del estudio catalán Pich-Aguilera Arquitectes, trata de un espacio urbano donde se ubican dos bloques de viviendas de alquiler asequible, en torno a una pequeña plaza pública en el barrio de Gracia de Barcelona. La intervención debía permitir, además de las viviendas, ubicar un equipamiento en planta baja con una dotación concreta de superficie y unos espacios de ocio específicos para el equipamiento.
Como explica el estudio, el proyecto, tenía el interesante reto de proponer por una parte unas viviendas asequibles con todos los servicios que estos precisan, un espacio urbano íntimamente atado a las viviendas y un equipamiento que promovía la tan necesaria mezcla y mixtura de usos. El resultado son unas viviendas con una superficie construida de 5.700 m2, para una obra que contó con un presupuesto de tres millones de euros y que destaca por su elevado grado de eficiencia energética, que le permitido obtener una certificación energética B por parte del Instituto Catalán de la Energía.
La sostenibilidad ya se inicia en la colaboración público-privada que hizo viable la adquisición del solar en concesión, por parte de la Obra Social La Caixa, y que ha posibilitado la promoción de vivienda asequible.
La disposición volumétrica de los edificios configura una plaza en el chaflán, que permite descongestionar la esquina de Travessera de Dalt con la calle Escorial y aportar, en el entorno próximo, un espacio de confort urbano en medio de la ciudad.
Construcción industrializada
Los edificios se han construido con sistemas constructivos industrializados, garantizando las calidades, los plazos y los precios, a la vez que promueve la producción e innovación de la industria local de una parte, y el control en el consumo de recursos, el reciclaje y su reutilización por otro. Toda la estructura y su envolvente ha sido producida en fábrica y montada en obra, con el hormigón como material empleado.
El sistema estructural empleado en el proyecto es el desarrollado por Indagsa. Este sistema consiste fundamentalmente en una serie de muros de hormigón armado de 15 a 20 cm de grosor, según el caso, de una planta de altura, dispuestos de tal manera que conforman una trama ortogonal, y que soportan planta a planta los forjados. Estos se resuelven mediante elementos industrializados de prelosa nervada, o sistemas compuestos de viguetas y entrevigado de poliestireno expandido, que apoyan en los muros, o en jácenas planas dispuestas de muro a muro, de pilar a pilar o de muro a pilar.
*Puedes leer el reportaje completo en el número 90 de NAN Arquitectura y Construcción
