El presidente de la Fundación Hyatt, principal patrocinador de los galardones Pritzker, Thomas J. Pritzker, anunció que el arquitecto de origen chino Wang Shu, es el galardonado con el considerado premio Nobel de la arquitectura. La ceremonia, que supondrá el reconocimiento a toda una obra basada en la recuperación de la tradición china, tendrá lugar el próximo 25 de mayo en Pekín.
En palabras de Pritzker: “el hecho de que un arquitecto de origen chino haya sido elegido por el jurado, representa el reconocimiento del rol que este país jugará en el desarrollo de futuros ideales arquitectónicos. El desarrollo urbanístico de China no es solo importante para su territorio sino también, para el resto del mundo. Esta urbanización, como cualquier otra, necesita estar en armonía con las necesidades locales y culturales, con la tradición. Y, en este sentido, las oportunidades sin precedentes para el desarrollo y diseño urbanístico en China, necesitarán armonizar con ancestrales y únicas tradiciones, y con la creciente necesidad de un desarrollo sostenible”.
Los premios Pritzker reconocen, así, no la arquitectura actual, sino la que podrá surgir en un futuro próximo, en un país que corre a pasos agigantados hacia un supuesto progreso que, en opinión del galardonado, supone la destrucción del patrimonio arquitectónico. Es por ello que Wang Shu, de 48 años, ha realizado toda su obra en territorio chino, principalmente en Hangzhou, bajo un riguroso respeto al medio ambiente y las tradiciones chinas. En este sentido, uno de sus edificios más representativo es el Museo de Arte Contemporáneo Ningbo, construido a base de piedras sobrantes de edificios demolidos.
Junto a su mujer, Lu Wenyu, dirige desde 1997 el estudio de arquitectura Amateur Architecture, un espacio de trabajo que pretende recuperar la visión de la arquitectura “amateur”, de la arquitectura no como una labor que genera beneficios sino como un estudio constante, un placer. Le gusta considerar su estudio como un lugar de trabajo de “amateurs”, pero lo cierto es que su trabajo es el de un virtuoso en pleno dominio de los instrumentos de la arquitectura: escala, materiales, espacio, luz.
El Premio Pritzker 2012 se otorga a Wang Shu por “la naturaleza excepcional y la calidad de su trabajo ejecutado, así como por su compromiso inflexible de llevar a cabo una arquitectura responsable, que promueva el sentido de pertenencia a una cultura y lugar específicos”.