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El estudio ArEA obtiene el premio de arquitectura contemporánea a la mejor obra de 2010

escuelaOKPor su diseño, funcionalidad y carácter innovador, la escuela infantil realizada por el estudio sevillano ArEA en Isla Cristina (Huelva), obtuvo el XVIII Premio de Arquitectura Contemporánea otorgado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH). El galardón se otorga no sólo al edificio, construido en apenas seis meses, sino a todo el prototipo recreado por este estudio de arquitectos y que recibe el nombre de MIMA (Modulación en Innovación en Madera).

Así pues, la premiada escuela infantil es la primera unidad construida del Sistema Arquitectónico para la construcción de Escuelas Infantiles MIMA, cuya cualidad fundamental se haya en la conjunción de tres motores: educación, arquitectura y sostenibilidad. Su diseño es buena prueba de ello. Planteado en módulos cuadrangulares de colores que conforman las aulas y unidos por un patio común, el edificio busca no sólo ser ecológicamente sostenible, sino formar parte del proceso educativo.

En palabras del arquitecto Antonio José Lara, autor del proyecto junto a Ismael Domínguez, Rubén Solís y Antonio Trillo, la sostenibilidad se busca en “el empleo de materiales y en todo lo que atañe al ahorro energético”. En este sentido, la construcción se basa en un entramado ligero de madera y materiales reciclables que tienen el certificado de calificación energético A, el más alto, pues consumen la mitad de energía que otros similares. Además, este prototipo de escuela infantil busca la máxima adaptación siendo posible su aplicación en distintas ubicaciones, ya que el edificio es ajustable “a las necesidades locales y reproducible en cualquier ubicación geográfica”.

El jurado también ha tenido en cuenta el diseño de la escuela y su urbanización interior como elementos activos en el proceso educativo de los alumnos. De esta forma, el edificio “no es un mero contenedor en el que meter a los niños”, sino que pasa a ser parte activa del proceso formativo. Los pequeños y numerosos patios que abren el edificio al entorno que lo acoge, funcionan como “proyecto botánico” que invita a los niños a asistir a la evolución de las estaciones mediante la observación de las especies vegetales.

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