La Fundación Sotavento Galicia desarrolla, con la colaboración de la empresa Rockwool, la Vivienda Bioclimática de Demostración en el Parque Eólico Experimental Sotavento (Lugo). El Proyecto pretende mostrar cómo el diseño arquitectónico basado en las condiciones climáticas y la integración de las edificaciones en el entorno permiten alcanzar el máximo confort térmico, reduciendo los consumos de energía e impactos medioambientales.
El Centro de Investigación y Educación Ambiental sobre Arquitectura Bioclimática y Energías Renovables (Fundación Sotavento) ha iniciado la construcción de una vivienda bioclimática en el Parque Eólico Experimental Sotavento, cuya fecha de finalización está prevista para finales de 2009.
El proyecto cuenta con la participación de Rockwool como suministrador del material aislante. Esta colaboración técnica ha sido clave para cumplir con los objetivos pedagógicos de la Fundación Sotavento, puesto que permite demostrar la importancia del aislamiento para resolver los puntos conflictivos que generan pérdidas energéticas.
«El objetivo de la Vivienda Bioclimática de Sotavento es dar a conocer las posibilidades reales de ahorro de energía y mejora de la calidad de vida (lograda a través de la obtención de las condiciones óptimas de habitabilidad) que la arquitectura bioclimática nos ofrece», explica Jordi Bolea, responsable del Departamento de Reglamentación Técnica y Certificación de Productos de Rockwool.
Las claves de la arquitectura sostenible
El proyecto, una vivienda de 200 m2, se ha construido teniendo en cuenta las condiciones climáticas del entorno: la humedad y la orientación del edificio para la optimización y gestión de la luz solar como fuente de energía en verano y en invierno.
El proyecto se basa en la utilización del diseño y de los propios elementos arquitectónicos como principales herramientas para obtener unas condiciones óptimas de habitabilidad en su interior. «Gracias a la propia geometría del edificio, la instalación de sistemas de energía renovables y la aplicación de sistemas de aislamiento que permiten aprovechar los flujos energéticos (evitando pérdidas), la vivienda alcanza las condiciones de confort interior óptimas consumiendo la menor cantidad de energía. Esto se traduce en el ahorro económico para los inquilinos», explica Jordi Bolea.